MADRID, 6 Jun. (EDIZIONES) -
Inglaterra ha prohibido recientemente las relaciones sexuales entre personas que no convivan durante esta pandemia. Es una de las últimas estrategias del Gobierno de Boris Johnson contra la expansión del COVID-19 y es que, cuanto más tiempo tienes, más lo dedicas a las aplicaciones para ligar, y en España han echado humo.
Muchas personas, aparte de hacer pan y de bailar en los balcones cuando tocaba, han empleado estas archifamosas plataformas como un entretenimiento más dentro de nuestro obligado confinamiento, y totalmente lícito. "Hay gente que ha buscado para después, y que ahora están empezando a quedar. Mientras, otros han quedado en el súper, en la zona de la pescadería, a una hora concreta, porque ahí no te podían multar", según bromea en una entrevista con Infosalus el enfermero y creador del personaje 'Enfermera Saturada', Héctor Castiñeira (Lugo,1982).
A su juicio, en un estado de pandemia se debe ser muy cauto con este tipo de relaciones, ya que éstas pueden suponer "un riesgo para la salud". "En este momento hay que tener cuidado porque hay una serie de precauciones a tener. Pero si la cita es a dos metros y con mascarilla, no habría problema", señala este experto en cuidados críticos del paciente adulto y pediátrico, y considerado el perfil más influyente en gestión sanitaria por la IMF Business School.
Precisamente, este miembro de la UCI del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid acaba de publicar 'El Guardián entre el ibuprofeno' (Plaza Janés), la séptima entrega de Saturnina Gallardo, 'Satu', una enfermera que creó en 2012 y que buscaba hacerse un hueco en las redes sociales contando lo que no sabes de los hospitales, y que ahora cuenta con miles de seguidores.
En el manual habla de las aplicaciones para ligar que emplea 'Satu', a quien le es imposible encontrar el amor "porque pasa demasiado tiempo en el hospital", y le recomiendan que se descargue una de estas plataformas. También enferma en uno de sus días libres y tiene que acudir a su centro de salud, donde describe la lista tan variopinta de personas con las que se encuentra durante su espera, aparte de que relata una serie de historias para terminar recordando cómo fue su infancia, y realizando una comparativa en clave de humor sobre cómo eran y se trataban las patologías infantiles en los 80-90 y cómo se hace ahora.
El caso es que Castiñeira confiesa que acabó de escribir en libro a finales de febrero, antes de que todo esto de la pandemia floreciera y sólo se viera que en China estaban construyendo un hospital en pocos días. "Es un libro de humor, y justo la casualidad ha querido que se publique ahora, en un momento en el que todos los profesionales sanitarios que hemos trabajado en primera línea contra el coronavirus necesitamos un bálsamo de humor para recuperarlo. Hemos vivido momentos muy duros. Todavía la pandemia no se ha marchado, pero sí por suerte la parte peor ha terminado", señala.
Este enfermero gallego dice que acabó Enfermería en el 2001 (hace 19 años) y desde entonces no ha vivido nada similar, a pesar de que le tocara vivir en primera línea la catástrofe de Angrois, uno de los accidentes ferroviarios más graves de España (2013) y donde murieron 80 personas. "Esto ha sido un Angrois diario. Realmente ha sido algo muy fuerte, en el que además ibas a trabajar con miedo, nunca había tenido esa sensación. Cada día empezaba pensando en que me iba a contagiar y al día siguiente sería yo uno de los pacientes de la UCI del 12 de Octubre", relata.
Aquí destaca el papel "tan esencial" de las enfermeras en esta pandemia porque, "son quienes realmente están las 24 horas a pie de cama del paciente", viendo su evolución, cuidándoles. "Cuando se pase esta fase hay que reivindicar unos ratios adecuados, y una mejora de las condiciones del empleo, de estabilidad laboral sobre todo. Yo he firmado más de 500 contratos con la Administración, y no soy un caso aislado", advierte.
Otro aspecto que le ha inquietado bastante es que cada día se ha ido contagiando un compañero en su entorno, acrecentando ese miedo antes citado. "Para mi se acrecentó más con el hecho de que el poco material que teníamos no nos protegía adecuadamente, como así sucedió con las mascarillas 'fake', que era en lo que más confiabas porque te ponías a centímetros de los pacientes. Poco a poco ha ido desapareciendo ese miedo, pero cada vez hay menos pacientes, y el material parece que es de mejor calidad; pero durante muchos días y semanas los sanitarios hemos trabajado con miedo", reconoce Castiñeira.
Sorprendido afirma que hace pocos días le hicieron el test de anticuerpos, ¡y salió negativo!, por lo que en teoría no ha enfermado de COVID-19 a pesar de su alto riesgo. "Aún no entiendo muy bien ni cómo porque, al menos, el 50% de mis compañeros sí se han contagiado. He tenido la fortuna de no contagiarme a pesar del material y de la alta exposición", advierte.
UN MENSAJE PARA LA SOCIEDAD
'Enfermera Saturada' ha sido muy crítico en redes sociales con la irresponsabilidad de la gente durante las fases de desescalada y es que, según resalta, los sanitarios se encuentran con miedo después de lo vivido. "Nos hemos visto tan desbordados y lo hemos pasado tan mal viendo la pandemia de cerca, que todos tenemos ese miedo al rebrote. Por eso, en cuanto vemos que alguien lo hace mal nos crispamos, aunque también hay muchas personas que lo están haciendo bien en España", manifiesta.
En su opinión, ahora mismo hay "dos Españas", aquellos que han vivido tranquilos desde sus casas el confinamiento, que han hecho pan, bailado, y han cumplido con ésa, que era su obligación, estar tranquilos y en casa; y por otro lado, los sanitarios que han estado al pie del cañón, quienes han estado enfermos, o bien han perdido a un familiar por culpa del coronavirus.
"Un grupo no entiende al otro. Está todo un poco divido. Lo ideal es el termino medio. Porque nadie queremos que vuelva. No estamos preparados los sanitarios. Estamos al final de una maratón y estamos sin fuerzas para afrontar otro rebrote, y los hospitales también porque no sé si tenemos al sistema sanitario preparado para hacer frente a una nueva oleada. Los sanitarios es probable que exageremos un poco, pero la otra parte también peca de quitarle demasiado hierro al asunto. Lo ideal es lo intermedio y espero que ellos sean más responsables y nosotros nos centremos en el futuro y nos olvidemos de lo vivido", cree Héctor Castiñeira.
Según reconoce, "todos hemos subestimado al virus" y en un principio jamás imaginamos que fuera a suceder todo lo que ha pasado. "La gente debe ser prudente y seguir las recomendaciones. Sobre todo es fundamental la distancia de dos metros, el lavado de manos continuo y la mascarilla. Entiendo que hacer calor y es complicado, puede costar respirar con ella, pero cuesta aún más con una neumonía bilateral. No podemos permitirnos un rebrote", sentencia el también embajador de la iniciativa Salud Sin Bulos.