MADRID, 12 Jul. (EUROPA PRESS) -
Científicos del Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBER-OBN) han descubierto en ratones un mecanismo en el cerebro que abre la puerta a curar la enfermedad del hígado graso, que a su vez está muy asociada a la obesidad, la diabetes tipo 2 o el alcoholismo.
"Es una enfermedad progresiva que puede acabar desencadenando un cáncer de hígado y para la que aún no hay tratamiento", ha explicado Rubén Nogueiras, investigador del grupo de Metabolismo Molecular de la Universidad de Santiago de Compostela (USC) que ha liderado la investigación, cuyos resultados publica la revista 'Hepatology'.
En concreto, este experto y su equipo han visto como el bloqueo de algunas sustancias opioides en zonas especificas del cerebro evita que los ratones desarrollen esteatohepatitis, una dolencia inducida por la acumulación de grasa en el hígado y acompañada de procesos inflamatorios.
El sistema opioide es ampliamente conocido por modular el sistema de recompensa del cerebro, según Nogueiras, lo que explica su incidencia en el comportamiento humano y animal, también en lo relativo a la alimentación.
De ahí que el equipo formulase como hipotesis de trabajo el hecho de que "el sistema opioide en el hipotálamo (un área del cerebro muy importante para la regulación del peso y la ingesta de comida) también podría controlar el metabolismo de energía en los tejidos periféricos", ha explicado.
Los opioides, como el caso de la morfina, son sustancias que clásicamente se utilizan para calmar el dolor y el trabajo de los investigadores de la USC muestra por vez primera que la inhibición genética y farmacológica de uno de los tres receptores que median en el cerebro las acciones de los opioides, el conocido como receptor 'kappa', "produce una mejora tanto en la inflamación como en la acumulación de lípidos en el hígado".
A TRAVÉS DEL NERVIO VAGO
En general, la vía por la que el cerebro puede regular el metabolismo en el hígado es a través del nervio vago, que une ambos tejidos a través de la inflamación y el estrés ER con independencia de los cambios en la ingesta de alimentos o el peso corporal.
Los hallazgos cobran mayor relevancia si se tiene en cuenta que recientemente la Agencia del Medicamento (FDA, en sus siglas en inglés) aprobó el uso de un fármaco que, mediante el bloqueo de los tres receptores del sistema opioide, es capaz de reducir el peso en pacientes obesos.
Por ello, ha explicado este experto, aunque el nuevo estudio se desarrolló íntegramente con modelos animales los resultados "podrían suponer una nueva ventana en el desarrollo de nuevos fármacos para curar la esteatohepatitis".
NUEVOS PASOS DE UN CAMINO INICIADO EN 2010
El nuevo hallazgo se enmarca en la línea de trabajo que Nogueiras coordina en el grupo de Metabolismo Molecular, cuyo reto principal está dirigido a descifrar las complejas y múltiples vías moleculares que causan la obesidad y la diabetes tipo 2, y que ha conseguido diferentes hallazgos y reconocimientos en los últimos anos.
En 2010 resultó premiado por un estudio orientado al tratamiento de la obesidad con la administración de la hormona GLP-1. Al año siguiente, el European Research Council (ERC) le otorgaba una ayuda para estudiar la función del gen p53 en la regulación del apetito, del peso corporal y los niveles de glucosa en sangre.
Y en 2012, junto a otros investigadores, demostraron por vez primera que la perdida del receptor opioide delta (presente en todos los animales y uno de los responsables de la sensación de dolor) provoca efectos beneficiosos en el metabolismo como engordar menos.
En fechas mas recientes, en 2014, su equipo de investigación descubrió el mecanismo por el que un fármaco antidiabético disminuye también el peso corporal al activar la grasa parda.