MADRID 10 Ene. (EUROPA PRESS) -
Una nueva investigación ha comprobado que las enfermedades cardiovasculares --insuficiencia cardiaca, fibrilación auricular, enfermedad coronaria y accidente cerebrovascular-- están vinculadas a un mayor riesgo de desarrollar insuficiencia renal, según publican sus autores en el 'Journal of the American Society of Nephrology, donde destacan la importancia de proteger la salud renal de las personas diagnosticadas con enfermedad cardiovascular.
El corazón y los riñones tienen una relación bidireccional, por lo que la disfunción en ambos puede comprometer la función del otro. Muchos estudios han investigado los riesgos de enfermedad renal en la salud del corazón, pero pocos han examinado la relación recíproca.
Para investigarlo, un equipo dirigido por Kunihiro Matsushita,y Junichi Ishigami, de la Escuela de Salud Pública Johns Hopkins Bloomberg, examinó información sobre 9.047 adultos estadounidenses que no tenían signos de enfermedad cardíaca cuando se inscribieron en un estudio comunitario.
"Muchos médicos probablemente reconocen que los pacientes con enfermedad cardiovascular están en riesgo de progresión de la enfermedad renal, pero que yo sepa, este es el primer estudio que cuantifica la contribución de diferentes enfermedades cardiovasculares al desarrollo de insuficiencia renal", asegura el doctor Matsushita.
Durante una mediana de seguimiento de 17,5 años, 2.598 participantes fueron hospitalizados con enfermedad cardiovascular: 1.269 con insuficiencia cardíaca, 1.337 con fibrilación auricular, 696 con enfermedad coronaria y 559 con accidente cerebrovascular, y 210 pacientes desarrollaron insuficiencia renal.
La incidencia de enfermedad cardiovascular mayor se asoció con un mayor riesgo de insuficiencia renal. Los participantes hospitalizados con insuficiencia cardíaca tenían un riesgo 11,4 veces mayor de desarrollar insuficiencia renal que los participantes sin enfermedad cardiovascular.
"Las personas con antecedentes de enfermedad cardiovascular deben ser reconocidas como una población de alto riesgo de insuficiencia renal. En este contexto, los médicos deben ser conscientes de la enfermedad cardiovascular como una condición de riesgo importante y, por lo tanto, minimizar los tratamientos que son tóxicos para los riñones en tales individuos", señala el doctor Ishigami.
"Además, nuestros hallazgos pueden tener implicaciones para monitorizar la función renal, aunque las guías actuales de enfermedad cardiovascular no necesariamente especifican la frecuencia de evaluar la función renal después de la incidencia de enfermedad cardiovascular", concluye.