MADRID 30 Abr. (EUROPA PRESS) -
Un nuevo estudio de Northwestern Medicine (Estados Unidos) descubre que la mayoría de los sobrevivientes de cáncer de cabeza y cuello que se sometieron a radiación no conocen la "atención de supervivencia", incluso cuando muchos lidian con efectos secundarios como sequedad bucal persistente, problemas para tragar y angustia psicológica. El estudio se publica en la revista 'Supportive Care in Cancer'.
Los seguimientos estándar suelen centrarse en la vigilancia del cáncer, pero los supervivientes más longevos también podrían necesitar cada vez más atención para enfermedades crónicas, atención preventiva y apoyo psicosocial. Para identificar estas necesidades, científicos de Northwestern encuestaron a 317 supervivientes de cáncer de cabeza y cuello tratados con radioterapia y otras terapias entre 2013 y 2023.
Más del 70% afirmó que no se abordaron sus problemas de salud mental durante el tratamiento y solo el 28% tuvo acceso a información sobre cómo acceder a la atención para sobrevivientes. La mayoría de los encuestados se encontraban dentro de los dos años posteriores a la finalización de la terapia, y aproximadamente el 15% dio positivo en la prueba de depresión actual según sus respuestas. La encuesta también encontró que el 40% de los sobrevivientes todavía tienen problemas de boca seca, y casi una cuarta parte informó tener problemas para tragar, alteración del gusto y problemas dentales.
"Las personas viven más tiempo después del cáncer, lo cual es maravilloso", apunta la autora principal, la doctora Laila Gharzai, profesora adjunta de oncología radioterápica en la Facultad de Medicina Feinberg de la Universidad Northwestern y médica de Northwestern Medicine. Sin embargo, en todo Estados Unidos, rara vez se ofrece o siquiera se habla de la supervivencia integral. Nuestros pacientes con cáncer de cabeza y cuello que se sometieron a radioterapia nos contaron qué les falta. Ahora podemos crear programas que realmente se ajusten a sus necesidades.
Estos programas, según Gharzai, deberían basarse en el Marco de Supervivencia del Cáncer, un enfoque novedoso que aborda cinco áreas clave: efectos físicos, salud psicosocial, detección del cáncer, manejo de enfermedades crónicas y promoción de la salud. "Ese enfoque puede extenderse más allá del cáncer de cabeza y cuello a cualquier cáncer cuyos sobrevivientes viven con efectos duraderos", destaca Gharzai.
Al preguntar a los pacientes cómo les gustaría que se organizara su clínica de supervivencia, casi la mitad prefirió una visita clínica más larga cada 6 a 12 meses para cubrir todo de una vez, en lugar de visitas más cortas y frecuentes. Las mujeres y los pacientes que habían finalizado el tratamiento más recientemente eran especialmente propensos a desear este tipo de atención.
"La atención integral a los sobrevivientes no se puede limitar a visitas breves y regulares", insiste Alexis Larson, primera autora del estudio y enfermera practicante certificada de Northwestern Medicine. "Se necesita un equipo -oncólogos, dietistas, consejeros y trabajadores sociales- para brindarles a los sobrevivientes el apoyo integral que merecen".
Debido a que las necesidades de salud mental surgieron como la brecha más grande, el equipo está desarrollando un estudio piloto para probar la integración de un programa de capacitación en terapia cognitiva conductual validado para ayudar a los pacientes a controlar el dolor, la ansiedad y la depresión durante y después de la radiación.