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MADRID, 28 Abr. (Infosalus/EP) -
Aunque aún perduran algunos de los remedios que utilizaban nuestros antepasados cuando no existían fármacos, la mayoría de ellos han dejado de emplearse. Se ha perdido la costumbre de preparar recetas naturales para sentirnos mejor pero, sobre todo, ha desaparecido la cultura asociada a gestos tan cotidianos antes como reconocer las plantas silvestres.
Según explica a Infosalus Jordi Cebrián, autor de 'El botiquín de plantas medicinales' (RBA, 2014), el uso de estos remedios herbales posee ventajas tan importantes como la ausencia de los efectos secundarios que suelen derivarse del uso de los fármacos. "Es volver a la medicina de nuestros antepasados", añade el autor.
Cebrián señala que no siempre es necesario acudir a medicamentos cuando se trata de dolencias corrientes como los constipados, la gripe o las picaduras de insecto y anima a quienes estén interesados en las hierbas medicinales a retomar a través de ellas el contacto con la naturaleza y descubrirlas en nuestro entorno más cercano.
El autor advierte que hay que usar sólo aquellas plantas de las que se sabe con absoluta certeza que son inofensivas y apunta una serie de consejos para quienes quieran conocer un poco mejor este mundo:
* Una buena idea para comenzar a saber algo más en este ámbito es apuntarse a un taller. Dentro de estas actividades se imparten los conocimientos básicos y se aprende a reconocer alguna de las plantas más comunes.
* Si hay pereza por buscar las plantas uno mismo y aplicarles el proceso de secado la mejor opción es buscar un herbolario con profesionales que conozcan el uso de las plantas y los remedios que existen para las distintas dolencias.
* Cuando nos hayamos decidido hay que ponerse manos a la obra y preparar los remedios más básicos tras revisar información acreditada. Hay que disfrutar de la experiencia de aprender a reconocer las plantas y poco a poco abrir nuevas posibilidades.
* Al recolectar plantas hay que evitar aquellas que salen en los márgenes de una carretera o en el entorno de zonas industriales. No hay que arrancar arbustos o plantas enteras sino coger pequeños trocitos de la planta para que ésta pueda recuperarse.
ALGUNOS REMEDIOS
Dolores menstruales
Cebrián aconseja una infusión que combine manzanilla, artemisa, santolina y melisa (desecadas). Se deben mezclar en igual proporción y de esta mezcla bien removida utilizar 20 gramos (una cuchara sopera llena) por cada taza de agua. Se pone el agua a hervir y cuando alcance la ebullición se echan las plantas, se retira en seguida del fuego y se deja reposar unos 10 minutos.
Ansiedad
En los casos leves se puede emplear una infusión de parsiflora, melisa, espino blanco y anís estrellado. Se añaden dos cucharadas de la mezcla de plantas desecadas a medio litro de agua y se calienta hasta poco antes de hervir y luego se mantiene en reposo 2 minutos. Se puede tomar dos veces al día durante dos meses y medio.
Dolores musculares
La infusión de harpagofito, romero, ulmaria y anís estrellado tomada dos o tres veces al día puede ayudar en esta clase de afecciones. Se prepara añadiendo una cucharada sopera de la combinación de estas plantas secas al agua hirviendo, retirándola del fuego antes de la ebullición y dejando reposar entre uno y dos minutos. Se toma dos o tres veces al día tras las comidas. También se pueden realizar friegas con un alcohol en el que hayan macerado romero, árnica, cantueso y alcanfor durante unos 15-20 días.
Pequeñas heridas
En el caso de hemorragias leves funciona una infusión con frutos de cardo mariano y salicaria. Se empapa una gasa o algodón y se aplica sobre la zona afectada. En el caso de heridas leves como las que pueden producirse en las rodillas o codos de los niños, se realiza una infusión en medio litro de agua con dos cucharadas soperas de una combinación a partes iguales de salicaria, milenrama, tomillo y corteza de encina, se deja en reposo y se aplica a la zona en chorro.