MADRID 10 Jul. (EUROPA PRESS) -
Una nueva investigación de la Universidad de Tubinga (Alemania) muestran que, además de sus beneficios para el metabolismo, el estado de ánimo y la salud en general, el ejercicio también mejora la función cerebral.
En estudios recientes, los investigadores descubrieron que las personas obesas y con sobrepeso son propensas a la resistencia a la insulina en el cerebro, donde proporciona información sobre el estado nutricional actual, así como el resto del cuerpo. Por ello, los investigadores querían saber si el ejercicio puede mejorar la sensibilidad a la insulina en el cerebro y mejorar la cognición en personas con sobrepeso.
En la nueva investigación, dirigida por la doctora Stephanie Kullmann, 22 adultos sedentarios con sobrepeso u obesidad (con un IMC promedio de 31) se sometieron a dos exploraciones cerebrales antes y después de una intervención de ejercicios de 8 semanas, incluido el ciclismo y la caminata.
La función cerebral se midió antes y después de usar un aerosol nasal de insulina para investigar la sensibilidad a la insulina del cerebro. Los participantes también fueron evaluados para la cognición, el estado de ánimo y el metabolismo periférico.
A pesar de que la intervención con ejercicios solo derivó en una pérdida de peso marginal, las funciones cerebrales importantes para el metabolismo se "normalizaron" solo después de 8 semanas.
El ejercicio aumenta el flujo sanguíneo regional en áreas del cerebro importantes para el control motor y los procesos de recompensa, los cuales dependen de la dopamina, que es un importante neurotransmisor para el aprendizaje de nuevas habilidades motoras y en el aprendizaje relacionado con la recompensa, y esta investigación muestra que el ejercicio mejora significativamente la función cerebral relacionada con la misma.
Un área en particular, el cuerpo estriado, tuvo una mayor sensibilidad a la insulina después de las 8 semanas de ejercicio, de modo que la respuesta cerebral de una persona con obesidad después del entrenamiento físico se parecía a la respuesta de una persona con peso normal.
Curiosamente, cuanto mayor es la mejora en la función cerebral, más grasa abdominal pierde una persona durante el ejercicio de la intervención. Desde el punto de vista del comportamiento, los participantes informaron sobre una mejora en el estado de ánimo y el cambio de tareas, que a su vez es un indicador para mejorar la función ejecutiva.
"La conclusión es que el ejercicio mejora la función cerebral --resume Kullmann--. Y el aumento de la sensibilidad a la insulina en las regiones cerebrales relacionadas con la dopamina a través del ejercicio puede ayudar a disminuir el riesgo de que una persona desarrolle diabetes tipo 2, junto con los beneficios para el estado de ánimo y la cognición".