TOLEDO, 19 Jun. (EUROPA PRESS) -
El Laboratorio de Fisiología del Ejercicio de la Facultad de Ciencias del Deporte de la UCLM ha confirmado que el entrenamiento físico tiene "un efecto muy fuerte en la reducción de la presión arterial" en personas con síndrome metabólico, funcionando en sinergia con la medicación.
Para reducir la glucosa y el colesterol, según explica el profesor Ricardo Mora, "se precisa además una pérdida de más del tres por 100 del peso corporal", ha informado la Universidad de Castilla-La Mancha en nota de prensa.
Es la principal conclusión del Programa de Entrenamiento para la Investigación en Personas con Síndrome Metabólico, cuyo octavo aniversario se ha celebrado en el Campus de Toledo con la participación del vicerrector de Investigación y Política Científica, Julián Garde, y del del director del Departamento de Ciencias del Deporte, Luis Alegre.
Más de 60 personas han asistido a la exposición realizada por el director del programa, por el que han pasado a lo largo de estos años 200 toledanos aquejados de síndrome metabólico, una patología que padece más de un tercio de la población mayor de 50 años. Estas personas, ha explicado Ricardo Mora, "tienen elevados los índices de colesterol, presión arterial y glucosa y están controlados con medicación específica".
Los investigadores han medido la interacción entre ejercicio físico y medicación sometiendo a los voluntarios a un programa de entrenamiento en bicicleta estática para observar qué sucedía al retirar la medicación y mantener el ejercicio.
Al cabo de cuatro meses, verificaron que el entrenamiento tenía un "fuerte efecto" en la reducción de la presión arterial si además se mantenía la ingestión de antihipertensivos.
"Para reducir la glucosa y el colesterol se necesita una combinación de ejercicio y pérdida de peso", explica el profesor, que cifra esta pérdida en más de un tres por 100 del peso corporal. "La pérdida de peso clínica se considera a partir de un cinco por 100. Creemos que con menos también se conseguirían efectos".
Hacia ahí apunta ahora la investigación del equipo para determinar cuánto peso hay que perder para que el ejercicio físico, en combinación con la medicación, incida favorablemente en la reducción de los niveles de colesterol o de glucosa.