MADRID, 7 Feb. (EUROPA PRESS) -
El ejercicio físico y exposición a la luz solar se asocian con mejor calidad del sueño, según ha puesto de manifiesto un estudio liderado por investigadores del Laboratorio de Cronobiología de la Universidad de Murcia en el que se ha monitorizado durante una semana a 244 personas de entre 14 y 86 años mediante un dispositivo de pulsera.
Según los resultados de la investigación, los mayores niveles globales de actividad física y de exposición a luz durante el día se asociarían con una mayor regularidad en el ritmo de sueño-vigilia y una mejor calidad del reposo nocturno. Por el contrario, cuanto mayor es la cantidad de tiempo pasado en estado sedentario, peor sería la profundidad del sueño y, por lo tanto, la calidad del descanso.
Asimismo, el trabajo ha puesto de manifiesto que los mayores niveles de actividad física en las dos horas inmediatamente posteriores al despertar se asociarían con horarios de sueño mejor sincronizados con el ciclo de luz-oscuridad ambiental. En cambio, cuanto mayores eran los niveles de actividad y de exposición a la luz (en este caso artificial) que se recibían al inicio de la noche (entre las 21.00 y las 23.00 horas), más se retrasaban los horarios de sueño.
"Nuestros resultados confirman la relación entre ciertos hábitos saludables desde el punto de vista circadiano, con determinados indicadores de salud circadiana y de calidad de sueño en una amplia muestra poblacional, alentando la potenciación de dichos hábitos como parte de posibles intervenciones no farmacológicas personalizadas. Algunos de estos hábitos, de hecho, pueden ser relativamente sencillos de modificar dentro del desarrollo normal de las actividades diarias (siempre dependiendo de las circunstancias de cada caso) y pueden tener efectos muy potentes", ha dicho la miembro del grupo de trabajo de Cronobiología de la Sociedad Española de Sueño (SES), Beatriz Rodríguez Morilla.
Entre los efectos positivos del ejercicio, Rodríguez Morilla ha citado la mejora del estado de ánimo y la reducción de síntomas de ansiedad y estrés, beneficios ambos que, por sí solos, ejercen también una influencia sobre la calidad del sueño.
"El estar activo durante el día hace que aumente el contraste de nuestros ritmos entre el día y la noche, lo cual funciona como una excelente señal sincronizadora para nuestro sistema circadiano", ha recalcado la investigadora, que recomienda, siempre que se pueda elegir, hacer ese ejercicio por la mañana o durante la primera mitad de la tarde.
Dicho esto, la experta ha detallado que la activación generada por el ejercicio vigoroso tarda un tiempo en desvanecerse, de forma que si se realiza en las últimas horas del día, esa activación puede dificultar o retrasar el sueño. "También hay otros factores relacionados con el estilo de vida que afectan enormemente a la calidad del sueño como la hiperproductividad, el multitasking, la hiperconexión digital y la sobreestimulación a la que nos sometemos a través de redes sociales y medios de información", ha apostillado.
La modificación de estos factores, sostiene la investigadora, aunque pueda requerir de un trabajo a nivel más profundo, estructural o social, también debería ser un objetivo a promover creando conciencia acerca de sus efectos sobre la salud del sueño y sobre la salud mental.
En ese sentido, la experta ha aconsejado intentar desconectar en las últimas horas del día de las actividades relacionadas con el trabajo u otras obligaciones, de temas que nos preocupen o nos estimulen demasiado y en definitiva, de la hiperconexión digital. "Evitar los dispositivos digitales y las redes sociales en ese periodo es una de las principales recomendaciones por dos motivos: por la excitación mental (y en ocasiones, emocional) que nos generan y por la elevada cantidad de luz azul que emiten las pantallas, la cual se asocia con supresión de la melatonina", ha zanjado.