MADRID 17 Feb. (EUROPA PRESS) -
Científicos del Hospital Infantil de Boston, en Estados Unidos, aseguran que los niños que han sido víctimas de maltrato físico o psicológico en el ámbito escolar, lo que se conoce como 'bullying', pueden arrastrar las consecuencias de dicho acoso durante años, un efecto acumulativo que puede llegar a condicionar su calidad de vida en la adolescencia.
Así se desprende de los resultados de un estudio que publica esta semana la revista 'Pediatrics', en el que se han analizado las consecuencias a largo plazo de padecer este tipo de maltrato, lo que según los autores obliga a hacer un seguimiento más riguroso de estos jóvenes a fin de poder evitar que el acoso sufrido tenga más repercusiones.
"La investigación muestra como el acoso escolar tiene un impacto severo a largo plazo en la salud general del niño, y sus efectos negativos pueden acumularse e incluso empeorar con el tiempo", ha reconocido Laura Bogart, autora del estudio.
Hasta ahora, los investigadores que han estudiado el acoso infantil han analizado sus efectos inmediatos, justo cuando sufren estos acosos, comprobando como solían provocar un deterioro de su salud física y mental. Sin embargo, había pocos estudios sobre el efecto a largo plazo de dicho maltrato.
En este caso, encuestaron a un total de 4.297 estudiantes de quinto, séptimo y décimo curso (de 10 a 16 años) de los estados de Alabama, California y Texas, y vieron que un tercio de los encuestados sufrían actualmente algún episodio de 'bullying' durante el curso o lo habían padecido anteriormente. Además, les sometieron a dos pruebas para medir sus habilidades físicas y mentales.
De este modo, vieron que quienes lo habían sufrido en algún momento de su infancia o adolescencia obtuvieron mejores puntuaciones en sendas pruebas que quienes actualmente eran víctimas de algún acoso, pero que los adolescentes que lo sufrieron en edad escolar también tenían peores resultados cuando se les comparaban con quienes nunca habían sufrido este problema.
En concreto, vieron que aproximadamente el 7 por ciento de los estudiantes de décimo curso que nunca habían sufrido ningún tipo de acoso obtuvieron una puntuación baja en las pruebas de salud mental, frente al 12 por ciento que habían sufrido acoso, el 31 por ciento que lo padecían en la actualidad y casi el 45 por ciento de aquellos que habían sido agredidos de forma persistente.
Asimismo, alrededor del 8 por ciento de los estudiantes de décimo curso que nunca fueron acosados tenía una mala salud física, en comparación con el 12 por ciento de los que fueron acosados en el pasado, el 26 por ciento de los que la padecían en la actualidad y el 22 por ciento de los que las sufrían continuamente.
La mala salud mental incluye rasgos tales como estar triste, asustado y enfadado, según ha reconocido Bogart, mientras que una mala salud física incluía limitaciones tales como no ser capaz de caminar mucho o tener problemas para levantar peso.
"Las consecuencias del 'bullying' no siempre se pueden ver", según esta experta, de ahí que defienda la necesidad de un diagnóstico precoz de estos problemas y anime a los padres a prestar especial atención a sus hijos para ver si pueden estar sufriendo algún tipo de acoso, sobre todo si están dentro de uno de los llamados como grupos de riesgo.