MADRID 2 Ago. (EUROPA PRESS) -
Las discusiones de los padres afectan al sueño de los niños adoptados, que podrían perder horas de sueño, según un estudio liderado por investigadores de la Oregon State University, en Estados Unidos, que se publica en el último número de 'Child Development'.
Los padres primerizos siempre se quejan del sueño como la conducta más problemática de sus bebés. Este estudio ha descubierto que los patrones de sueño insuficiente que muestran los niños entre los 9 y 18 meses podrían estar influenciados por los conflictos de sus padres.
Investigaciones anteriores habían demostrado la existencia de un vínculo entre el estrés dentro de un matrimonio y las dificultades para dormir de los hijos. Sin embargo, esta circunstancia no se había estudiando antes, de forma específica, en niños adoptados.
Al no existir factores genéticos comunes, para estudiar a las familias adoptivas los investigadores se centraron en observar factores medioambientales. La infancia es un periodo de desarrollo, cuando se regulan las tendencias relativas al sueño.
Los autores del estudio entrevistaron a 357 grupos de padres adoptivos, tanto juntos como por separado, valorando sus hábitos y emociones, así como las conductas de sus hijos. Los padres fueron interrogados dos veces, primero cuando sus hijos tenían sólo nueve meses y después otra vez, a los 18 meses de vida.
Se les preguntaron cosas como si alguno de los miembros de la pareja había sugerido alguna vez de forma seria la posibilidad de divorciarse.
También se les pidió que describieran la conducta de sus hijos a la hora de ir a la cama, opinando sobre varias conductas mencionadas en la encuesta, como si el niño necesita que los padres estén en la habitación para conciliar el sueño o si se resiste a ir a dormir.
Los investigadores demostraron que los conflictos en la pareja detectados en la primera encuesta, cuando el hijo tenía sólo 9 meses, podría predecir si el menor sería más propenso a tener problemas de sueño a los 18 meses, momento en el que se hizo la segunda encuesta.
Sin embargo, si el niño tenía problemas para dormir a los 9 meses, los padres no se mostraban más propensos a sufrir estrés en la pareja al cumplir su hijo los 18 meses.
Para uno de los principales investigadores del este estudio, Jenae M. Neiderhiser, profesor de Psicología, "esta investigación indica que el estrés puede afectar de forma negativa el sueño".
"Sabemos que la infancia es un momento importante para el desarrollo de los patrones de sueño. Nuestro estudio sugiere que la inestabilidad conyugal es una situación que impacta en los patrones de sueño de los niños a lo largo del tiempo y puede generarles problemas para dormir. La siguiente parte de este estudio --que seguirá a los niños hasta los ocho años-- busca aclarar este punto", concluye.