El trabajo identifica nuevas estrategias que podrían ayudar a estos pacientes a mejorar atención, memoria y otras capacidades asociadas
MADRID, 12 Abr. (EUROPA PRESS) -
La fatiga y los problemas de sueño reducen la capacidad de pensar y razonar de los adultos que sobrevivieron a un cáncer en la infantil, según un Estudio Nacional sobre Supervivencia en Cáncer Infantil (CCSS, por sus siglas en inglés), llevado a cabo por el St. Jude Children's Research Hospital, en Estados Unidos.
El trabajo, que se publica este lunes en la edición 'on line' de 'Cancer', identifica nuevas estrategias que podrían ayudar a estos pacientes a mejorar atención, memoria y otras capacidades asociadas.
Se trata del primer estudio que demuestra que los supervivientes de un cáncer infantil son particularmente vulnerables a sufrir daños en su memoria, control emocional, organización y habilidades neurocognitivas relacionadas por la fatiga y los problemas de sueño.
Según el autor de este trabajo, Kevin Krull, miembro del Departamento de Epidemiología y Control del Cáncer del St.Jude, "aunque nadie funciona tan bien cuando duerme poco o está fatigado, la mayoría de los adultos pueden arreglárselas".
"Pero este no es el caso siempre para los supervivientes, que pueden tener un mayor riesgo de sufrir problemas neurocognitivos a causa de su tratamiento de cáncer", dice este experto, para quien el impacto de las dificultades para dormir y la fatiga sobre las funciones neurocognitivas --entre las que se incluye la habilidad para pensar rápido-- es comparable a los efectos secundarios asociados con altas dosis de terapia de irradiación craneal.
Según Krull, "las tasas de interrupciones del sueño no son sustancialmente mayores entre los supervivientes de un cáncer, pero aquellos que todavía están en riesgo de sufrir problemas cognitivos tienen de tres a cuatro veces más problemas de este tipo cuando sufren una falta de sueño o están cansados".
Los investigadores del St.Jude compararon a los supervivientes de cáncer con sus hermanos sanos. Participaron en este estudio un total de 1.426 supervivientes y 384 hermanos sanos incluidos en el CCSS, una iniciativa que incluye a 30 instituciones de Estados Unidos y Canadá. Estas personas sufrieron tumores de cerebro y del sistema nervioso central, leucemia y linfoma entre 1970 y 1986, con 20 años o menos.
Todos ellos completaron test de memoria, organización, capacidad para realizar tareas de forma eficaz y control emocional, indicadores de la función neurocognitiva Además, rellenaron cuestionarios para medir fatiga, calidad del sueño, somnolencia diurna y vitalidad.
EL 20% DE PACIENTES CON PROBLEMAS NEUROCOGNITIVOS
Más del 20 por ciento de los supervivientes de este estudio presentaron problemas neurocognitivos. El grupo de aquellos a pacientes que presentaron un doble riesgo de sufrir problemas de memoria incluía a los supervivientes tratados con altas dosis de irradiación craneal, así como aquellos que puntuaron más alto en los test de somnolencia diurna y reducción de la vitalidad.
Descubrieron que los supervivientes con menor vitalidad eran tres veces más propensos a tener problemas para controlar sus emociones. El cansancio y una baja calidad del sueño estaban también vinculados a un mayor riesgo de sufrir problemas neurocognitivos.
La medicación con antidepresivos estaba también asociada con factores que contribuían al funcionamiento cognitivo, incluyendo un riesgo un 70 por ciento mayor de sufrir problemas de memoria y un riesgo aumentado en un 56 por ciento de reducir la eficiencia en la realización de tareas. Según detalló Krull, este vínculo es independiente de la depresión y necesita ser analizado en profundidad.
El ejercicio ayuda a estos pacientes a combatir el síndrome de fatiga crónica y según estos descubrimientos, los supervivientes podrían también beneficiarse del control periódico de sus problemas de sueño y cansancio.