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MADRID, 25 (EUROPA PRESS)
Una educación avanzada correlaciona con décadas de presión sanguínea más reducida y estos beneficios parecen ser superiores en mujeres que en hombres, según un estudio de la Universidad de Brown en Providence (Estados Unidos) que se publica en la revista 'BMC Public Health'.
El análisis de los registros de casi 4.000 pacientes del Estudio de Descendencia Framingham de 30 años podría ayudar a explicar una asociación ampliamente documentada en los países desarrollados entre la educación y un menor riesgo de enfermedad cardiaca.
Los investigadores descubrieron que las mujeres que completaron 17 años de escolarización o más tenían lecturas de presión sanguínea sistólica que de media eran 3,26 milímetros de mercurio (mmHg) menores que las de mujeres que no terminaron la escuela superior.
Las mujeres que fueron a la universidad pero no consiguieron graduarse tenían un beneficio de 2 mmHg en comparación con las menos educadas. En el caso de los hombres, acudir a la universidad frente a no terminar la escuela superior suponía una diferencia de 2,26 mmHg.
El análisis de los datos mostró además que el grupo de mujeres más educado retenía un beneficio de 2,53 mmHg de beneficio sobre las integrantes del menos educado. En los hombres, la diferencia era mucho menor, sólo de 0,34 mmHg.
Según señalan los investigadores, que las diferencias de género sean tan pronunciadas y parezcan aumentar con la edad sugiere que la educación podría tener un mayor impacto sobre la salud de las mujeres durante la vida en comparación con los hombres. Esto podría estar causado por la asociación entre el bajo nivel educacional y otros factores de riesgo descubiertos en otros estudios de mujeres.
"Las mujeres con menos educación son más propensas a experimentar depresión, a ser madres solteras, vivir en áreas empobrecidas y bajo el umbral de la pobreza", señala Eric Loucks, director del estudio.