MADRID 31 Ago. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de la Universidad de Cornell en Nueva York y el Instituto de Tecnología de Georgia, en Estados Unidos, aseguran que el ambiente de los restaurantes nos condiciona a la hora de comer, hasta el punto que cuando hay ruido y mucha luz comemos más, mientras que un local más refinado y tranquilo nos limita el apetito.
Así se desprende de los resultados de la investigación publicada en el último número de 'Psychological Reports', cuyos autores pretendían investigar cuál es el impacto del ambiente de los lugares donde comemos en el número de calorías que consumimos.
Para llevar a cabo la investigación, el profesor Brian Wansink y su equipo sometieron a varios participantes a dos experiencias distintas de comida en un restaurante de comida rápida de Illinois, que reformaron en parte del establecimiento para crear un local de "alimentación refinada".
El restaurante de comida rápida mezclaba tonos amarillos y rojos en su decoración y tenía luces brillantes y música rock a volumen alto, y en él predominaban las prisas. En cambio, el otro restaurante era más "refinado y tranquilo", con una luz intimista y jazz instrumental a volumen bajo.
En ambos ambientes ofrecieron a los participantes, clientes habituales del restaurante antes de la reforma el mismo menú 'fast-food' pero, sin embargo, en un ambiente más sofisticado los mismos individuos comieron una media de 175 calorías menos.
De hecho, observaron como los clientes de la zona tranquila pidieron incluso más platos que cuando estaban en la otra pero, pese a ello, consumían menos calorías. Además, al salir calificaron la experiencia más agradable que cuando estuvieron en el local de toda la vida.
Según ha explicado Wansink a la BBC, "un ambiente más estimulado y energético provoca que la gente coma en exceso porque se le anima a comer más rápido, mientras que si la atmósfera del restaurante provoca que la gente se sienta más relajada y pase más tiempo disfrutando su comida acaban comiendo menos".
Además, la luz y el ruido parecen influir en el consumo de alimentos porque tienen un impacto en el tiempo que pasa un individuo comiendo. "Al escuchar rock parece que tenemos la urgencia de comer más rápido", ha afirmado.
Estos resultados, dicen los investigadores, ofrecen información valiosa para los restaurantes y la población general, ya que si quieren consumir menos calorías y gozar más sus alimentos hay que comer más lentamente y reconocer cuando se está satisfecho.
Además, recuerdan al sector de la hostelería que "a diferencia de lo que se cree (de que la gente que gasta más come más) estos resultados indican que suavizar las luces y la música de los establecimientos conduce a que la gente coma menos, goce más su comida y gaste exactamente el mismo dinero".