Un edulcorante artificial podría amortiguar la respuesta inmunitaria a la enfermedad

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Publicado: jueves, 23 marzo 2023 18:26


MADRID, 23 Mar. (EUROPA PRESS) -

Científicos del Instituto Francis Crick, en Reino Unido, han descubierto en ensayos con ratones que el consumo elevado de la sucralosa, un edulcorante artificial común, disminuye la activación de las células T, un componente importante del sistema inmunitario, según publican en la revista 'Nature'.

Si se descubre que tiene efectos similares en humanos, algún día podría utilizarse terapéuticamente para ayudar a amortiguar las respuestas de las células T, por ejemplo, en pacientes con enfermedades autoinmunes que sufren una activación descontrolada de las células T.

La sucralosa es un edulcorante artificial, unas 600 veces más dulce que el azúcar, que se utiliza habitualmente en bebidas y alimentos. Como muchos otros edulcorantes artificiales, los efectos de la sucralosa en el organismo aún no se conocen del todo, aunque estudios recientes han demostrado que puede repercutir en la salud humana al afectar al microbioma.

Los ratones fueron alimentados con sucralosa a niveles equivalentes a la ingesta diaria aceptable recomendada por las autoridades europeas y estadounidenses de seguridad alimentaria. Aunque estas dosis son alcanzables, normalmente no las alcanzarían las personas que simplemente consumen alimentos o bebidas que contienen edulcorantes como parte de una dieta normal.

Los ratones alimentados con dietas que contenían altas dosis de sucralosa eran menos capaces de activar las células T en respuesta al cáncer o la infección. No se observó ningún efecto sobre otros tipos de células inmunitarias.

Al estudiar las células T con más detalle, los investigadores descubrieron que una dosis elevada de sucralosa afectaba a la liberación de calcio intracelular en respuesta a la estimulación y, por tanto, amortiguaba la función de las células T.

Los investigadores advierten de que esta investigación no debe hacer saltar las alarmas para quienes deseen asegurarse de tener un sistema inmunitario sano o recuperarse de una enfermedad, ya que los seres humanos que consumen niveles normales o incluso moderadamente elevados de sucralosa no estarían expuestos a los niveles alcanzados en este estudio.

En cambio, esperan que los hallazgos puedan conducir a una nueva forma de utilizar dosis terapéuticas mucho más altas de sucralosa en pacientes, basándose en la observación de que cuando ratones con enfermedades autoinmunes mediadas por células T recibieron una dieta con altas dosis de sucralosa, ésta ayudó a mitigar los efectos nocivos de sus células T hiperactivas.

Karen Vousden, autora principal y jefa de grupo en el Crick, espera conseguir "reconstruir un panorama más amplio de los efectos de la dieta en la salud y la enfermedad, de modo que algún día podamos aconsejar las dietas más adecuadas para cada paciente o encontrar elementos de nuestra dieta que los médicos puedan aprovechar para el tratamiento".

"Se necesitan más investigaciones y estudios para ver si estos efectos de la sucralosa en ratones pueden reproducirse en humanos --continúa--. Si estos resultados iniciales se mantienen en las personas, algún día podrían ofrecer una forma de limitar algunos de los efectos nocivos de las afecciones autoinmunes".

Fabio Zani, coautor y becario de formación postdoctoral en el Crick, insiste en que no pretenden "que la gente se lleve el mensaje de que la sucralosa es perjudicial si se consume en el curso de una dieta equilibrada normal, ya que las dosis que utilizamos en ratones serían muy difíciles de alcanzar sin intervención médica".

"El impacto sobre el sistema inmunitario que observamos parece reversible y creemos que puede merecer la pena estudiar si la sucralosa podría utilizarse para mejorar afecciones como la autoinmunidad, especialmente en terapias combinadas", insiste.

Julianna Blagih, coautora y antigua becaria de formación posdoctoral en el Crick, ahora profesora adjunta en el Centro de Investigación del Hospital Maisonneuve-Rosemont de la Universidad de Montreal), destaca que han demostrado que "un edulcorante de uso común, la sucralosa, no es una molécula completamente inerte y hemos descubierto un efecto inesperado sobre el sistema inmunitario. Estamos deseando explorar si hay otros tipos de células o procesos que se vean afectados de forma similar por este edulcorante", anuncia.

Por su parte, Karis Betts, responsable de información sanitaria de Cancer Research UK, destaca que el estudio "empieza a explorar cómo las dosis altas de sucralosa podrían utilizarse potencialmente en nuevas opciones de tratamiento para los pacientes, pero aún es pronto. Sus resultados no muestran efectos nocivos de la sucralosa para los seres humanos, por lo que no es necesario pensar en cambiar la dieta para evitarla".

Los investigadores continúan este trabajo y esperan realizar ensayos para comprobar si la sucralosa tiene un efecto similar en humanos.