MADRID 1 Sep. (EUROPA PRESS) -
Un equipo de investigadores de la Sociedad Europea de Cardiología ha asociado factores como una edad avanzada y una mala de condición física con una "alta incidencia" anomalías del ritmo cardíaco, conocidas como arritmias, que indican un mayor riesgo cardiovascular.
El estudio, que se presentará durante el Congreso de la Sociedad Europea de Cardiología (del 29 de agosto al 1 de septiembre), ha mostrado que las arritmias auriculares están "estrechamente relacionadas" con una edad avanzada y con una mala forma física, presentando un riesgo "significativamente mayor" de sufrir este tipo de anomalías frecuentes y complejas.
"Nos impresionó especialmente la fuerte asociación entre una menor capacidad aeróbica y un mayor riesgo de ectopia auricular frecuente y arritmias complejas. Esto demuestra que mantener una buena condición física debería ser una prioridad para todos, a fin de mejorar la salud cardíaca y prevenir el desarrollo de arritmias en etapas posteriores de la vida", ha afirmado el líder de la investigación, el doctor Amit Moses, del Centro Médico Chaim Sheba de Israel.
Tras ello, ha subrayado que dichos descubrimientos podrían permitir una intervención temprana encaminada a modificar la trayectoria de la enfermedad, lo que posibilitaría avanzar hacia una "nueva era" de la medicina cardíaca preventiva.
"Estos hallazgos son un poderoso recordatorio de que el corazón suele susurrar antes de gritar. Señales sutiles, como latidos cardíacos irregulares frecuentes y arritmias complejas, nos alertan de un riesgo futuro antes de que aparezcan los síntomas", ha añadido Moses.
El análisis de 1.151 personas sanas de entre 40 y 65 años sin síntomas cardíacos ni cardiopatía estructural (88 por ciento de hombres y 12 por ciento de mujeres), del Instituto de Detección Médica del Centro Médico Chaim Sheba, ha revelado que una carga ectópica auricular elevada se asociaba con mayor edad, sexo masculino, menor condición física, hipertensión arterial y un cierto grado de deterioro renal.
Los científicos han hallado que la probabilidad de arritmia crece un 9 por ciento anual en el caso de la auricular, y un 4 por ciento en el de la ventricular, con una mayor prevalencia en las personas de entre 50 y 54 años.
"Nuestros hallazgos sugieren que el riesgo de arritmia comienza a aumentar mucho antes de la edad típica de jubilación. Respaldan firmemente la necesidad de realizar pruebas de detección de arritmias en adultos mayores, comenzando alrededor de los 50 años, para permitir una intervención oportuna y mejorar los resultados a largo plazo", ha recalcado Moses.
Es por ello por lo que los investigadores han resaltado el importante papel protector de la actividad física para reducir el riesgo de arritmia, incluso en personas sanas que aún no presentan síntomas cardíacos.
"El ejercicio debe adaptarse a la edad y la capacidad de cada persona, y puede incluir actividades sencillas y económicas como caminar, correr, montar en bicicleta u otras actividades aeróbicas realizadas de forma regular", ha agregado el investigador.
Sin embargo, Moses ha enfatizado que, dado que se trata de un estudio observacional, hay que ser "cautelosos" a la hora de extraer conclusiones, subrayando que la población participante en el estudio ha sido "poco diversa", especialmente en cuanto a género.
Del mismo modo, ha apuntado que serán necesarias futuras investigaciones para determinar si es posible intervenir tempranamente para reducir el riesgo de arritmias mediante cambios en el estilo de vida, programas de ejercicio o tratamientos farmacológicos.