Dormir mal de forma crónica incapacita a largo plazo para la vida cotidiana

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FLICKR/DAMIAN ZANINI
Actualizado: lunes, 26 septiembre 2016 12:37

   MADRID, 26 Sep. (Reuters/EP) -

   Investigadores de la Universidad de Purdue en West Lafayette (Estados Unidos) han descubierto que la aparición de problemas crónicos de sueño puede aumentar el riesgo de tener problemas a largo plazo para realizar actividades cotidianas del día a día, como ducharse, cocinar o vestirse.

   Así se desprende de los resultados de un estudio que publica la revista 'Journal of the American Geriatrics Society', cuyos autores reconocen que hasta ahora la falta de sueño se vinculaba a una peor salud pero no se había analizado en qué medida afectaba a los quehaceres diarios.

   Aunque las tasas de discapacidad están disminuyendo, hasta uno de cada cinco adultos mayores tienen al menos una limitación para llevar a cabo tareas cotidianas en su día a día. Y según explica Elliot Friedman, autor del estudio, "la mayoría suele subestimar el impacto que puede tener el no dormir lo suficiente".

   En este trabajo, Friedman y su equipo analizaron datos de dos encuestas realizadas entre los años 1995-1996 y 2004-2006 que incluyeron a un total de 3.620 personas que tenían entre 24 y 75 años cuando se inició su seguimiento.

   Los participantes debían responder a preguntas sobre cualquier problema de sueño que hubieran tenido en el pasado y su capacidad para completar tareas cotidianas como bañarse, vestirse o caminar, así como otras más complejas como agacharse, pasar la aspiradora, cargar con la compra, subir escaleras o correr.

   En ambas encuestas, alrededor del 11 por ciento de los participantes informaron de problemas crónicos del sueño. Y en comparación con las personas que dormían bien, las personas con falta de sueño en la primera encuesta eran un 55 por ciento más propensas a reportar una mayor limitación en sus actividades cotidianas una década más tarde, así como un 28 por ciento más propensos a tener más dificultad al realizar las tareas más complejas.

   Entre los participantes que estaban en el primer estudio y no presentaban ninguna discapacidad, los que tenían problemas de sueño eran dos veces más propensos a tener problemas con las tareas cotidianas 10 años más tarde y el 70 por ciento tenían problemas con las tareas más complejas.

   Los investigadores también observaron que había indicadores que podían influir, tales como factores demográficos, problemas de salud, obesidad, tabaquismo, que fueron tenidos en cuenta para asegurarse de que estos factores no eran los responsables de su incapacidad.

LA EDAD NO TUVO NINGÚN EFECTO

   En cambio, vieron que la edad no tuvo ningún efecto sobre este mayor problema para hacer tareas de la vida cotidiana, si bien entre los más jóvenes la incapacidad para tareas más difíciles asociada a los problemas de sueño fue menor.

   "Si el sueño no es reparador, las personas tienen menos probabilidades de estar físicamente activo, y tanto la escasa actividad física como el comportamiento sedentario son factores de riesgo de discapacidad", ha destacado Friedman.

   El doctor Andrew Lim, experto en los efectos del sueño de la Universidad de Toronto (Canadá) que no ha participado en este trabajo, lamenta que no se hayan analizado qué factores de la falta de sueño se vincularon a esta mayor incapacidad. Asimismo, recuerda que suele estar relacionado a otros problemas como dolor en las articulaciones, enfermedades mentales o del corazón.