MADRID 6 Mar. (EUROPA PRESS) -
Las personas que declararon dormir de forma regular e ininterrumpida cumplieron mejor sus planes de ejercicio y dieta mientras intentaban perder peso, según una investigación preliminar presentada en las Sesiones Científicas 2023 de Epidemiología, Prevención, Estilo de Vida y Salud Cardiometabólica de la Asociación Americana del Corazón.
"Centrarse en dormir bien (de siete a nueve horas por la noche y a una hora regular) y despertarse descansado y alerta a lo largo del día puede ser un comportamiento importante que ayude a las personas a mantener sus objetivos de actividad física y modificación de la dieta", afirma el doctor Christopher E. Kline, profesor asociado del Departamento de Salud y Desarrollo Humano de la Universidad de Pittsburgh (Estados Unidos).
"Un estudio anterior nuestro informó de que una mejor salud del sueño se asoció con una pérdida significativamente mayor de peso corporal y grasa entre los participantes en un programa conductual de pérdida de peso de un año de duración", añade.
Los investigadores examinaron si la buena salud del sueño estaba relacionada con la adherencia de las personas a las diversas modificaciones del estilo de vida prescritas en un programa de pérdida de peso de 12 meses. En el programa de pérdida de peso participaron 125 adultos (edad media de 50 años, 91% mujeres, 81% blancos) que cumplían los criterios de sobrepeso u obesidad (índice de masa corporal de 27-44) sin ninguna afección médica que requiriera supervisión médica de su dieta o actividad física.
Los hábitos de sueño se midieron al inicio del programa, a los 6 meses y a los 12 meses, mediante cuestionarios de los pacientes, un diario de sueño y lecturas de 7 días de un dispositivo de muñeca que registraba el sueño, la actividad de vigilia y el descanso.
Estas medidas se utilizaron para puntuar a cada participante como "bueno" o "malo" en seis medidas del sueño: regularidad; satisfacción; estado de alerta; sincronización; eficiencia (el porcentaje de tiempo que se pasa en la cama realmente dormido); y duración. Se calculó una puntuación compuesta de la salud del sueño de 0 a 6 para cada participante, con un punto por cada medida "buena" de la salud del sueño, y las puntuaciones más altas indicaban mejores niveles de salud del sueño.
La adherencia al programa de pérdida de peso se midió por el porcentaje de sesiones de intervención en grupo a las que se asistió; el porcentaje de días en los que cada participante comió entre el 85 y el 115% de las calorías diarias recomendadas; y el cambio en la duración diaria de la actividad física moderada o vigorosa.
Los participantes informaron de su ingesta calórica diaria mediante una aplicación de teléfono y los investigadores midieron su actividad física con un acelerómetro que llevaban en la cintura durante una semana al inicio del estudio, a los 6 meses y a los 12 meses.
Tras ajustar las puntuaciones de la salud del sueño en función de la edad, el sexo, la raza y el hecho de compartir o no la cama con otra persona, los investigadores descubrieron que una mejor salud del sueño se asociaba a mayores tasas de asistencia a las sesiones de intervalos en grupo, de cumplimiento de los objetivos de ingesta calórica y de mejora del tiempo dedicado a realizar actividad física moderada y vigorosa.
Los participantes asistieron al 79% de las sesiones de grupo en los primeros seis meses y al 62% de las sesiones de grupo en los segundos seis meses, y cumplieron sus objetivos de ingesta calórica diaria el 36% de los días en los primeros seis meses y el 21% en los segundos seis meses.
Aumentaron el tiempo diario total dedicado a una actividad moderada y vigorosa en 8,7 minutos durante los primeros seis meses, pero el tiempo total dedicado disminuyó en 3,7 minutos durante los segundos seis meses.
La disminución de la asistencia a las sesiones de grupo, de la ingesta calórica y del tiempo dedicado a una actividad moderada y vigorosa en los segundos seis meses era de esperar, según Kline. "A medida que se avanza en una intervención conductual de pérdida de peso a largo plazo, es normal que disminuya la adherencia a las conductas de pérdida de peso", apunta.
Además, aunque se observó una relación entre la mejora de las puntuaciones de la salud del sueño y el aumento de la actividad física, no fue lo suficientemente fuerte como para ser estadísticamente significativa, lo que significa que los investigadores no pueden descartar que los resultados se debieran al azar.
"Habíamos planteado la hipótesis de que el sueño se asociaría con la modificación del estilo de vida pero no esperábamos ver una asociación entre la salud del sueño y nuestras tres medidas de modificación del estilo de vida --reconoce--. Aunque no intervenimos sobre la salud del sueño en este estudio, estos resultados sugieren que optimizar el sueño puede conducir a una mejor adherencia a la modificación del estilo de vida".
"Una cuestión de interés para futuras investigaciones es si podemos aumentar la adherencia a las modificaciones del estilo de vida -y, en última instancia, aumentar la pérdida de peso- si mejoramos la salud del sueño de una persona", comenta Kline.
Una segunda cuestión que se plantean los investigadores es cómo se programaría una intervención de este tipo para mejorar el sueño.
"No está claro si sería mejor optimizar el sueño antes de intentar perder peso, en lugar de durante el proceso. En otras palabras, ¿deberían los médicos decir a sus pacientes que se centren en conseguir un sueño mejor y más regular antes de empezar a intentar perder peso, o deberían intentar mejorar su sueño al mismo tiempo que modifican su dieta y sus niveles de actividad?", se pregunta.
"Hay más de 100 estudios que relacionan el sueño con el aumento de peso y la obesidad, pero este fue un gran ejemplo que muestra cómo el sueño no solo está vinculado al peso en sí, sino también a las cosas que estamos haciendo para ayudar a controlar nuestro propio peso", recuerda el docotr Michael A. Grandner, director del Programa de Investigación del Sueño y la Salud de la Universidad de Arizona, director de la Clínica de Medicina Conductual del Sueño del Centro Médico Banner-University de Tucson, Arizona, y fue coautor de la puntuación de salud cardiovascular Life's Essential 8 de la Asociación.
Según apunta, "esto podría deberse a que el sueño influye en los factores que impulsan el hambre y los antojos, en el metabolismo y en la capacidad de regularlo, así como en la capacidad de tomar decisiones saludables en general".