MADRID, 22 Jun. (EUROPA PRESS) -
El jefe de la Unidad del Sueño en Quirónsalud Vitoria, Carlos Egea, ha destacado que refrescar el cuerpo antes de ir a la cama con una ducha templada o aplicando agua fría en muñecas y tobillos ayuda a activar mecanismos naturales de disipación del calor, entre otros consejos que ha compartido para hacer frente a las noches tórridas del verano y mejorar la calidad del descanso.
Como ha explicado el neumólogo, las altas temperaturas nocturnas alteran los ritmos circadianos, dificultan la fase profunda del sueño y aumentan los despertares, lo que repercute al día siguiente en el estado de ánimo, pudiendo estar más irritables, y en la concentración y rendimiento, como consecuencia del cansancio, así como a largo plazo en el sistema inmunológico.
Entre las claves del doctor, ha apuntado que el cuerpo necesita bajar ligeramente su temperatura interna para inducir el sueño, por lo que es esencial que la habitación se mantenga entre los 19 y 21 ºC. Para conseguirlo puede ser útil ventilar la casa de forma estratégica, manteniendo las persianas bajadas durante el día y abriendo las ventanas por la noche, cuando la temperatura baja en el exterior.
Además, hay que prestar atención a la ropa que se emplea para dormir, igual que a las sábanas que se usan en la cama, ambas deben ser transpirables. Según ha aconsejado Egea, los tejidos naturales como el algodón o el lino son la mejor opción, mientras que ha advertido que las fibras sintéticas no permiten la correcta ventilación y aumentan la sensación de calor.
La alimentación también juega un importante papel porque la digestión eleva la temperatura corporal. Así, el experto ha señalado que la cena debe ser ligera y realizarse mínimo dos horas antes de acostarse. Aunque la hidratación sea fundamental en el verano, ha precisado que es preferible beber agua a lo largo del día y evitarlo en parte por la noche. "Si bebemos mucha agua antes de dormir, es probable que el sueño se vea interrumpido", ha señalado
"Los cambios de hábitos durante esta época del año, como las fiestas o alterar horarios de comidas y descanso, también afectan. Por eso es clave mantener cierta regularidad y aplicar estas estrategias para que el calor no se convierta en un enemigo de la salud", ha resaltado.
Asimismo, el doctor ha recordado que, si una persona sufre insomnio crónico o sospecha que ronca en exceso o se despierta fatigado pese a dormir muchas horas, es importante acudir a una unidad especializada en sueño para valorar si hay un trastorno detrás. El verano puede acentuar estos síntomas, pero no deben normalizarse, ha aseverado.