¿Dónde surge la 'intención' que precede a la violencia?

Puñetazo, violencia, golpe
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Actualizado: jueves, 10 marzo 2016 6:04

   MADRID, 10 Mar. (EUROPA PRESS) -

   Si se pudiera aprender a controlar la motivación o intención agresiva se podría conseguir un mejor control de estos comportamientos, sin la necesidad de sedación, en aquella población con trastornos que conllevan conductas violentas.

   Esta es la hipótesis con la que trabaja un grupo de investigadores norteamericanos que han descubierto que las malas intenciones que a menudo preceden a la violencia se originan en una región específica del cerebro.

   El trabajo vincula señales de advertencia de violencia premeditada --acoso, intimidación y agresión sexual, posiblemente-- a una parte distinta del hipotálamo, la región del cerebro que también controla la temperatura corporal, el hambre y el sueño en los mamíferos.

   La estructura es anatómicamente conocida como la parte ventrolateral del hipotálamo ventromedial (VMHvl), debido a su ubicación central en el interior del cerebro en la parte inferior del hipotálamo.

    "Nuestro estudio identifica los circuitos cerebrales esenciales a las motivaciones agresivas que se acumulan a medida que los animales se preparan para atacar", dice el investigador principal del estudio. Yu Lin, profesor asistente en el Instituto de Neurociencia Langone de la Universidad de Nueva York.

   El trabajo, realizado en ratones por investigadores del Centro Médico Langone de Nueva York, en Estados Unidos, y publicado en la edición digital de la revista 'Nature Neuroscience', se basa en el esfuerzo de investigación en curso de Lin para comprender mejor la motivación agresiva, junto con biomarcadores cerebrales relacionados y vías bioquímicas. Sus implicaciones clínicas están potencialmente extendidas, ya que existe una gran población incapaz de controlar los comportamientos violentos.

   Lin también publicó el mes pasado los resultados de un estudio realizado con ratones sobre los orígenes de la rabia en la revista 'Current Biology'.

   A pesar de estos resultados en ratones, que comparten muchas de las estructuras cerebrales con los seres humanos, dirigirse a esta parte del cerebro humano con los tratamientos destinados a frenar la agresión sigue siendo "sólo una posibilidad lejana, incluso si los problemas éticos y legales relacionados pudieran resolverse", dice Lin.

   "Dicho esto, nuestros resultados sostienen que la parte ventrolateral del hipotálamo ventromedial debería estudiarse más como parte de los esfuerzos futuros que tratan de corregir los comportamientos desde la intimidación a la violencia sexual", añade.

   Para su investigación, se monitorizaron ratones machos entrenados para atacar a ratones machos más débiles para ver la agresividad con la que trataron de acceder e intimidar a otro roedor. Una de las medidas fue el número de intentos realizados por los animales agresivos para meter la nariz a través de agujeros que llevaron a entrar en el espacio del otro ratón y que podría entonces atacar.

   Mediante conjuntos de sondas que miden la actividad nerviosa antes, durante y después de que los ratones planearan atacar, el equipo encontró que la actividad de las células nerviosas en la VMHvl rutinariamente alcanzó su punto máximo justo antes de que los ratones comenzaran a meterse en el agujero, incluso cuando los ratones agresivos aún no olían o veían a su objetivo.

   La actividad de las células nerviosas en VMHvl también aumentó en hasta diez veces durante los primeros segundos después de que los ratones débiles aparecieran. Al detener genéticamente la actividad en VMHvl cesaron casi todas las motivaciones agresivas en ratones, dice Lin, pero no se inhibieron otras conductas aprendidas, como asomar la nariz. El objetivo ahora es investigar qué células nerviosas específicas y circuitos en VMHvl están implicados en la motivación y la realización de la agresión.