Controlar el dolor y la depresión e incluir a las parejas en el tratamiento de la enfermedad mejoraría la evolución de los pacientes
MADRID, 4 Ago. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de la Universidad de la Ciudad de Nagoya y Escuela de Estudios Universitarios de Postgrado de Medicina de Nagoya, en Japón, estudiaron la relación entre los niveles de síntomas de depresión, los niveles de proteína C-reactiva (CRP) y el dolor, confirmando una asociación entre síntomas depresivos y niveles de CRP en los pacientes con artritis reumática (AR).
Un segundo estudio elaborado por investigadores de la Universidad de British Columbia, en Canadá, profundizó en el conocimiento de la depresión en parejas de pacientes con AR, descubriendo que los niveles más altos de depresión en estas parejas predijeron un empeoramiento del estado del paciente con AR en un periodo de 1 año. Ambos estudios fueron publicados este mes en 'Arthritis Care & Research', la revista del American College of Rheumatology.
Los científicos japoneses, dirigidos por Masayo Kojima, observaron a un total de 218 pacientes con AR a través de cuestionarios realizados por ellos mismos que analizaron sus características sociodemográficas, si fumaban o bebían a menudo, el tiempo que la enfermedad permaneció latente y su actual nivel de dolor, así como un autoinforme para evaluar la severidad de sus síntomas depresivos.
Asimismo, los autores del trabajo tomaron muestras de sangre a todos los participantes para medir sus niveles de CRP, una proteína plasmática que produce el hígado y aumenta durante los incidentes de inflamación aguda, como los que se dan en la artritis reumatoide, en cuyo tratamiento el objetivo es reducir esta inflamación.
Según esta investigación, la inflamación y la depresión, cada una de forma independiente, incrementan las posibilidades de sufrir dolor severo. La combinación de los efectos de altos niveles de CRP y depresión pueden predecir el dolor severo.
LAS POSIBILIDADES DE CONTROLAR EL DOLOR
Según explicó Kojima, "los resultados de este trabajo demuestran el potencial que tendría, en la práctica clínica, mejorar el control del dolor" tratando síntomas psicológicos y también aplicando terapia anti-inflamación. "Una aproximación clínica que toma en cuenta tanto el cuerpo como la mente puede tener beneficios y posibilita el óptimo control del dolor", recomienda el autor de la investigación.
Por su parte, la investigadora Anita DeLongis dirigió el trabajo realizado en Canadá, donde se examinó el papel del humor de la pareja en la evolución de los pacientes con AR. En este estudio, un total de 133 pacientes con AR casados completaron cuestionarios y completaron, junto a sus parejas, un estudio sobre su niveles de depresión.
Sus conclusiones demostraron que los niveles más altos de síntomas depresivos en las parejas de estos enfermos y su evaluación inicial predijo el empeoramiento de estado de salud del paciente con AR durante un periodo de un año, incluso tras controlar características de cada personalidad, como los niveles de depresión iniciales de cada persona, la actividad de la enfermedad, la edad, el número de años casados, la educación, la duración de la enfermedad o el empleo.
EL PAPEL DE LA PAREJA EN UNA ENFERMEDAD
Según los autores, este descubrimiento "destaca el papel clave que juegan las parejas en la evolución de la enfermedad en individuos con AR y señalan la importancia de incluir a las parejas en las intervenciones clínicas". "El humor y la salud mental de la pareja o de otros miembros clave de la familia tiene una importancia crítica a considerar en el desarrollo más efectivo de los tratamientos de estos pacientes", apuntó DeLongis.
La artritis reumatoide (AR) es una enfermedad crónica autoinmune que causa inflamación de las articulaciones y de los tejidos de alrededor. Más de 1,3 millones de adultos en Estados Unidos sufren esta enfermedad, de los que el 75 por ciento son mujeres.
Los pacientes con esta enfermedad sufren síntomas como dolor, rigidez, hinchazón y deterioro de las articulaciones. Un dolor crónico severo acompañado por una progresiva destrucción de las articulaciones, invalidez y desfiguración aumenta el riesgo de sufrir problemas emocionales. Los pacientes con AR tienen el doble de posibilidad de sufrir una depresión que el resto de la población.