MADRID, 14 Nov. (EDIZIONES) -
El dolor postoperatorio es en la actualidad uno de los problemas asistenciales más comunes en los hospitales. Tanto un traumatismo, como un accidente de tráfico, un corte por un accidente laboral, o las operaciones quirúrgicas tienen algo en común: son una agresión al organismo y se sabe que cuando se producen daños al sistema nervioso se ponen en marcha procesos de dolor crónico.
De hecho, algunos autores ponen al mismo nivel el dolor que se puede producir con un traumatismo con el de una operación quirúrgica. "Como los traumatismos, agresiones y cirugías son causa de dolor crónico es lógico que aumente la incidencia de estos problemas porque cada vez estos tienen mayor incidencia", explica en una entrevista con Europa Press el vocal de la Sociedad Española del Dolor (SED), el doctor Alfonso Carregal.
No obstante, el adjunto de la unidad del dolor del Complejo Hospitalario Universitario de Vigo lamenta que todavía en la actualidad las referencias al fracaso en el control del dolor postoperatorio son continuas, a pesar de los avances en el manejo de fármacos, de la implementación de nuevas técnicas analgésicas, y de la creación de estructuras sanitarias que se encargan del manejo del dolor postoperatorio.
Carregal indica que a día de hoy muchas instituciones carecen de unidades específicas del dolor, cuando esto no debería ser así, además de que dentro del personal sanitario se registra un problema de cultura y formación. Es más, sostiene que muchos sanitarios no tienen claro que el dolor es subjetivo y subraya que el personal sanitario no es quién para juzgar si un paciente tiene más o menos dolor.
"Hay que tener educación sanitaria para ser empático con el paciente, y saber valorarlo y poner medidas en marcha para un correcto tratamiento de dolor agudo postoperatorio. Si yo juzgo que un paciente no tiene tanto dolor postoperatorio como dice es el comienzo del fracaso. Es más un problema de educación sanitaria y de empatía que de falta de recursos reales. Con personal bien aleccionado se podría resolver bien este problema", defiende.
En este sentido menciona actitudes erróneas dentro del profesional sanitario como las pautas a demanda, la reticencia al empleo de opiáceos, o la infravaloración del dolor que sufren los pacientes. "No hay formación del dolor en las asignaturas de medicina y posiblemente, en líneas generales, en ninguna carrera de la rama sanitaria, ni durante formación universitaria, ni en el posgrado", explica.
"Esto muchas veces dificulta la comprensión del dolor, que siempre se ve fraccionado y lleva a ciertos tipos de error como en la subjetividad del progreso, no podemos ser jueces de algo porque dolor es subjetivo, por lo que hay que tener un grado de empatía con el paciente, que te relata su experiencia personal", insiste Carregal.
LOS PACIENTES NO SIEMPRE DICEN LA VERDAD
Otro de los problemas en torno al dolor postoperatorio es que muchas veces los pacientes al preguntarles por su dolor dicen que está bien pero cuando les pasas un test de dolor se demuestra que no es así. "Hay que convencerles de que se puede y de que es bueno estar mejor. Siempre hay reticencia cultural del paciente al consumo excesivo de fármacos. También muchos no dicen nada por miedo a ser quejicas, por ejemplo", sostiene Carregal.
Eso sí, el experto en dolor subraya que siempre es muy importante transmitir el grado de dolor que se tiene sin miedo puesto que un tratamiento incorrecto del dolor supone un incremento de la morbimortalidad, un elevado coste socioeconómico y genera, dada su elevada incidencia, un aumento del gasto sanitario global.
"Si un paciente que sufre una intervención importante, como una cicatriz que le abre todo el abdomen, o relacionada con el cáncer de hígado o de páncreas, o una cirugías de corazón abierto o de pulmón, por ejemplo. Si hacemos un control del dolor postquirúrgico se sabe que la estancia hospitalaria y el número de complicaciones disminuyen, y por tanto se evitan gastos y posibles muertes, además de que se evita la cronificación del dolor", resalta Carregal.
Cuando las cirugías son menos agresivas o mas sencillas, como las ambulatorias, un dolor postoperatorio permite que el paciente vaya a casa en el día, además, se evita la cronificación del dolor, se disminuye el gasto sanitario, y se va a casa en el día, indica el también adjunto de la unidad del dolor del Complejo Hospitalario Universitario de Vigo.
Por otro lado, el experto recuerda que hay cirugías como la de apertura del tórax, la mamaria, o la de hernias inguinales, que posiblemente son las más propensas a producir dolores que otras. Asimismo, precisa que al hacer procesos quirúrgicos menos invasivos o laparoscópicos, la incidencia de estos problemas se reduce.
CÓMO CONTROLAR EL DOLOR POSTOPERATORIO
El doctor Carregal subraya finalmente que el dolor postoperatorio puede controlarse gracias a: la aplicación sistemática de ciertos escalones de fármacos; a dejar fármacos de rescate por si el régimen de base de dolor no es el correcto; al aplicar técnicas locorregionales; al tener estructuras de control de resultados; y teniendo personal entrenado para detectar a los pacientes con dolor e intentar implementar técnicas para resolverlo.
"Tenemos que formar al personal sanitario con conceptos muy claros. Es necesario que se implique y se tenga empatía con pacientes. Es bueno formar a la población en general en cuestiones básicas de salud, entre ellas el dolor y su impacto sobre nuestras vidas. Hay que tranquilizar a los pacientes cuando van a sufrir una operación con que hay estructuras que va a ayudarles en ese tránsito, pero que es necesario interactuar con el profesional sanitario. Con buena empatía se pueden solucionar más problemas de los que tenemos en cuanto al dolor. Éste se puede resolver", sentencia el miembro de la SED.