MADRID, 5 Nov. (EDIZIONES) -
Las personas con dolor pélvico crónico suelen tener una calidad de vida muy minada. Se trata de un fenómeno complejo y que representa un reto diario no sólo para el paciente, sino también para el profesional sanitario que debe manejarlo, puesto que se presenta de muy diferentes maneras, intensidad y localización, en función del paciente.
"La calidad de vida de las personas con esta patología puede ir desde unas simples molestias porque el dolor se define como molestia desagradable que te genera una sensación de inquietud, hasta un dolor que te condiciona tu día a día. Cualquier dolor crónico tiene todas las posibilidades, desde ser menos agresivo a ser más agresivo, pero con el tiempo, esos bucles se van reafirmando y va afectando más a la calidad de vida de la persona. Algunos tienen una calidad de vida horrorosa porque esto afecta a todas sus áreas cognitivas, les genera desesperanza, aislamiento social; consecuencias muy serias en cuanto a la calidad de vida personal. El dolor nos aísla. Es sobre todo más frecuente en la mujer", según afirma en una entrevista con Europa Press Salud Infosalus el doctor Ángel Martín.
Este doctor en Medicina y Cirugía por la Universidad Autónoma de Barcelona, así como director del departamento de Ginecología del Hospital Universitario Son Llàtzer (Palma de Mallorca) y consultor en la Unidad de Dolor Pélvico Crónico del mismo centro, acaba de publicar precisamente 'El dolor está en tu cabeza, no en tu cuerpo' (Alienta editorial), un libro en el que aporta consejos para entrenar la mente para vencer al dolor crónico.
Nos explica que el dolor pélvico crónico se suele originar en enfermedades tipo endometriosis, o por ejemplo en enfermedades inflamatorias que a la larga sensibilizan el sistema nervioso y generan un dolor crónico, señalando que puede darse tanto en hombres como en mujeres; si bien es muy frecuente en la mujer, y cerca del 20% lo acaban padeciendo.
CUÁNDO UN DOLOR SE CRONIFICA
"Suele desarrollarse en aquellas pacientes con reglas muy dolorosas desde la menarquia, dolores que la mujer va asumiendo y que poco a poco sensibilizan el sistema nervioso, de manera que el dolor, al final, deja de depender de motivos inflamatorios y pasa a sensibilizar el sistema nervioso y éste a generar un dolor crónico", subraya este especialista.
Pero este mecanismo por el que este dolor pélvico puede convertirse en un dolor crónico dice el doctor Martín que es similar al de otros dolores como el de la fibromialgia, las lumbalgias, o en el caso de las migrañas, por ejemplo, que pueden llegar a cronificarse.
¿Por qué se cronifica en unas personas y en otras no? Este ginecólogo indica que porque detrás existe una vulnerabilidad en el sistema nervioso. "Lo que no sabemos son cuáles son esas causas de vulnerabilidad, por que unos sí generan un dolor crónico y otros no; y depende de muchos factores como la cultura, un menor nivel sociocultural, entre otros, y que se relacionan con más posibilidades de dolor crónico", agrega, destacando el doctor Martín en consecuencia que "por eso el dolor crónico no es una enfermedad del cuerpo sino del sistema nervioso".
Es más, considera que "el dolor crónico la gran pandemia silenciosa" de este siglo, y sobre todo en mujeres: "El tema del dolor crónico está empezando a emerger y es un iceberg. No se le daba gran importancia porque era poco conocido y no se podía hacer gran cosa. Pero está demostrado que en las últimas dos décadas está aumentando el dolor crónico y los estudios en países desarrollados lo citan en un 20-30 % de la población".
Además, advierte este ginecólogo que este porcentaje aumenta con la edad, con lo cual, precisa que, "a partir de los 65 una de cada dos personas vive con dolor crónico". "Se piensa que es psicosomático o psicológico, pero no existe el dolor psicológico o imaginario, no duele obviamente; lo que duele es el cuerpo, y este cambio de concepto está llegando ahora", resalta este experto.
PODEMOS ENTRENAR EL DOLOR PARA QUE NO CONTROLE NUESTRA VIDA
Precisamente, el principal objetivo de su libro es ayudar a las personas con dolor crónico para que éste no controle su vida. Defiende que "el dolor podemos 'entrenarlo' para que no controle nuestra vida" y subraya que "el dolor se construye en el cerebro influido por nuestras emociones expresadas".
Es más, mantiene que esto es aplicable para todo tipo de dolor crónico porque todos tienen la misma base: "Se crea en el cerebro por hipersensibilidad, independientemente de donde venga, ya sea fibromialgia, un dolor lumbar, el dolor pélvico crónico, viven su percepción del dolor. El objetivo es directamente intentar aliviar esa percepción, que es una verdadera preocupación".
De hecho, recuerda que no hay peligro biológico del dolor crónico, y pone el ejemplo del caso de la fibromialgia, una patología en la que duele todo pero en la que no hay riesgo en el organismo. "Vamos directamente a tratar el problema desde su origen, una mala interpretación del cerebro del sistema nervioso, que considera como peligro algo que ya no está, y por tanto hay que ir allí. La medida que más ha ayudado más a los pacientes es la educación en neurociencias del dolor, que el paciente controle que ese dolor es una alarma a la que debe enfrentarse poco a poco", agrega
Tras entender el dolor, sostiene el doctor Martín que después se encontraría el movimiento consciente, el exponerte de forma progresiva a aquello que te da dolor, y teniendo en cuenta la deshabituación progresiva que se hace en el fisioterapeuta.
"La otra pata fundamental es la psicoterapia porque el dolor crónico se trata en psicología para poder tener herramientas para manejar esa ansiedad generada, por ejemplo. Ejercicio, medicación, y psicoterapia unidos a la nutrición antiinflamatoria, éstas son las bases para entrenar el dolor crónico. Y luego están estas técnicas complementarias que puede ayudar como la hipnosis, el neurofeedback, la meditación o el mindfulness, entre otras", tal y como resalta y que precisamente explica en su libro.
"Una vez entendido que el dolor crónico es una percepción cerebral, que es real, porque todo el dolor se percibe en el cerebro, y que el problema está en una hipersensibilidad cerebral, se trata de buscar y de intentar desprogramar esos bucles nerviosos a través del neurofeedback, o de esas técnicas que intentan reorganizar esas conexiones cerebrales y aquí es donde se introduce el mindfulness, la meditación, la hipnosis para intentar reconfigurar un poco esos bucles nerviosos, y que se pueda modular la intensidad del dolor", insiste.