Por qué divagar mentalmente o soñar despiertos puede venirnos bien

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Publicado: domingo, 25 junio 2023 8:59

   MADRID, 25 Jun. (EDIZIONES) -

   La deriva mental es una colección de procesos mentales con los que estamos ocupados por defecto, durante aproximadamente la mitad de nuestras horas de vigilia. Incluye la planificación, las simulaciones mentales, el pensamiento creativo y otros procesos productivos, pero también puede incluir preocupaciones, pensamientos repetitivos, y otras actividades mentales que nos son menos deseables, según describe el neurocientífico Moshe Bar.

   En una entrevista con Infosalus el exprofesor asociado en la Universidad de Harvard y en el Hospital General de Massachusetts nos cuenta que la divagación mental puede ocupar "el 47% del tiempo de vigilia" y alerta de que divagar puede contribuir a la ansiedad y a la depresión; o por el contrario, estimular la creatividad, mejorar el estado de ánimo, así como aumentar la capacidad de concentración.

   Señala así la vinculación que existe entre la divagación mental y el estado de ánimo: "Divagar mentalmente puede ser limitado, girar en torno a un tema determinado, o bien realizarse durante períodos prolongados. Pero la divagación mental también puede ser amplia, asociativa y rápida, y hemos demostrado que tal divagación mental abierta es muy beneficiosa para mejorar el estado de ánimo. Tanto que ahora lo usamos para tratar de paliar síntomas de depresión y ansiedad".

SIN PENSAMIENTO NO PODEMOS DIVAGAR A NIVEL MENTAL

   No hay divagación mental sin pensamientos y le preguntamos a este experto sobre la fuente principal de estos, y por qué pensamos estas cosas y no otras. Él reconoce ser una gran pregunta, aún sin una respuesta clara: "Los pensamientos pueden desencadenarse por una estimulación externa, como al ver una película o escuchar a un amigo. Pero también pueden surgir por algún pensamiento o emoción y luego avanzar en función de nuestra memoria, o de nuestras metas, por ejemplo".

   Dice, además, que los pensamientos suelen ser coherentes y asociativos en el sentido de que un pensamiento está conectado con el siguiente, y así sucesivamente: "Algunas veces somos conscientes de lo que ha iniciado un determinado pensamiento, pero en otras ocasiones son el resultado de procesos inconscientes. Es entonces cuando no estamos al tanto de la historia que lo ha llevado a ello".

QUÉ NOS HACE DIVAGAR

   Por otro lado, destaca que siempre divagamos sin darnos cuenta y asegura que solo somos conscientes de que nos hemos desviado después de que hemos terminado, no durante el tiempo en el que nuestra mente está viajando: "Se sabe que la mente errante está fuera de nuestro control voluntario. No podemos decirle a nuestra mente que comience a divagar o que deje de divagar. Nuestra mente tiene mente propia".

   A su vez, resalta que hay muchos factores que nos hacen divagar, como por ejemplo el hecho de estar aburrido por la tarea actual, como una conferencia o un viaje; puede que estés ocupado por una preocupación o por algún plan emocionante; o estás ocupado tratando de resolver algún problema de manera creativa y tu mente simplemente continúa trabajando hasta que lo encuentra.

SOÑAR DESPIERTOS ES MEJOR DE LO QUE PENSAMOS

   Entonces, ¿hasta qué punto es bueno que nuestra mente divague, o el que soñemos despiertos?¿Qué beneficios nos aporta? A juicio de este neurocientífico "nos sirve para muchos propósitos" y por ejemplo cita a la supervivencia y a nuestro bienestar.

   "Nuestra capacidad para planificar, por ejemplo, como nuestra capacidad para tomar miles de decisiones todos los días, se basa en simulaciones mentales, hipotéticas, que se basan en la memoria y en las experiencias pasadas para predecir posibles resultados y luego elegir el mejor camino. También para el pensamiento creativo, o la incubación creativa, es central para nuestra representación de nuestro ser y para nuestros constantes intentos de comprender a los demás", resalta.

   Ahora bien, Bar reconoce que divagar mentalmente no siempre es bueno y sostiene que, en casos patológicos, esto se convierte en pensamientos repetitivos, cíclicos, cavilaciones, preocupaciones persistentes y de más. "Tampoco es deseable cuando queremos apreciar el momento presente y queremos estar aquí y ahora. Que nuestra mente no esté donde está nuestro cuerpo durante la mitad del día es sorprendente, y ser capaz de distinguir la mente buena de la mala es clave", remacha.

   En este contexto, indica que no podemos hacer mucho para habilitar o deshabilitar la divagación mental y, aunque tenemos la sensación subjetiva de que controlamos nuestros pensamientos, la divagación mental es un proceso bastante automático que ocurre sin nuestra voluntad.

   "Pero hay formas de obtener cierta participación en cuándo y cómo. Por ejemplo, si podemos deshacernos de la culpa que la sociedad nos ha inculcado en este sentido, haciéndonos sentir mal por no estar en la tarea, aunque la divagación mental puede ser un proceso muy creativo, nos ayudaría a aprovechar más sus beneficios. Por otro lado, la atención plena puede ayudarnos a divagar menos cuando preferimos estar en el momento, como cuando escucho la historia de mi hija en la escuela o cuando nos enfocamos en una hermosa flor", detalla.

   El también director del Centro Multidisciplinar de Investigación Cerebral Gonda en la Universidad Bar-Ilan y responsable del Laboratorio de Neurociencia Cognitiva en el mismo centro ha publicado recientemente con Kairos 'Divagando. Virtudes de la deriva mental', el primer libro en explorar este feno*meno.