MADRID, 13 May. (EUROPA PRESS) -
Distintas variantes genéticas influyen significativamente en la respuesta inmunitaria al virus del SARS-CoV-2 y pueden influir en la gravedad de la COVID-19, según ha demostrado un grupo de investigación dirigido por la MedUni de Viena (Austria).
En su trabajo, publicado en la revista científica 'Genetics in Medicine', han podido demostrar que distintas variantes genéticas del receptor de anticuerpos CD16a están asociadas al riesgo de padecer COVID-19 grave. Esta variante afecta a alrededor del 15 por ciento de la población, y era especialmente común en los pacientes con COVID-19 que tenían que ser tratados en unidades de cuidados intensivos o que morían por la enfermedad.
Las células asesinas naturales (NK) desempeñan un papel importante en la lucha contra la replicación del virus en las fases iniciales de las infecciones víricas. Las células NK tienen receptores especializados en su superficie que se unen a los anticuerpos que se producen específicamente contra los virus.
Esto permite la activación dependiente de anticuerpos de las células asesinas (ADCC), que conduce a la destrucción de las células infectadas por el virus y desencadena la liberación de factores proinflamatorios.
Esta interacción entre los anticuerpos y el receptor de superficie de las células NK está influenciada por ciertos factores genéticos, lo que da lugar a variantes genéticas del receptor de fuerte (alta afinidad) o de débil (baja afinidad) unión.
En experimentos posteriores de cultivo celular, el equipo de investigación pudo demostrar que esta variante de alta afinidad del receptor de anticuerpos da lugar a una activación significativamente elevada de las células NK dependiente de los anticuerpos y a una liberación particularmente fuerte de factores proinflamatorios.
"La activación de las células NK dependiente de anticuerpos es una respuesta inmunitaria retardada. Ahora parece que esta respuesta inmunitaria particular ya no ayuda a controlar la replicación viral del SARS-CoV-2, sino que agrava el curso de la enfermedad COVID-19 al desencadenar una respuesta inmunitaria exagerada", explica uno de los responsables de la investigación, Hannes Vietzen.