MADRID, 9 Mar. (EUROPA PRESS) -
Aunque el uso del "distanciamiento social" para controlar la COVID-19 se ha vuelto demasiado familiar en nuestra vida cotidiana actual, el cambio de comportamientos sociales para limitar las interacciones y frenar la propagación de enfermedades infecciosas es común en todo el reino animal.
Muchos animales no humanos, desde los insectos hasta las aves, presentan cambios de comportamiento inducidos por los patógenos para evitar la transmisión de enfermedades en sus grupos sociales.
En su revisión, Sebastian Stockmaier, de la Universidad de Texas, y sus colegas exponen las respuestas de los animales a las enfermedades infecciosas en una variedad de especies y muestran cómo los cambios en el comportamiento social de los individuos susceptibles, expuestos o enfermos pueden tener impactos de gran alcance en la propagación de la enfermedad.
"Las estrategias de distanciamiento social de los animales no humanos pueden ser tratables experimentalmente, lo que permite realizar experimentos de manipulación u observaciones multigeneracionales que son imposibles con los humanos --señala--. La pandemia de COVID-19 ha dado lugar a llamamientos mundiales a favor del distanciamiento social para frenar la propagación del virus. Sin embargo, aunque se ha demostrado que estas estrategias reducen las tasas de transmisión, son políticamente controvertidas, y algunos se han resistido a este enfoque".
Según Stockmaier y su equipo el distanciamiento social es una consecuencia natural de la enfermedad en todo el mundo animal. En este caso, los autores se centran en seis respuestas fisiológicas o conductuales a la infección que alteran las interacciones sociales dentro de un grupo, entre ellas los comportamientos de enfermedad (letargo inmunomediado) y el autoaislamiento en los enfermos, y la evitación o exclusión de los enfermos por parte de los individuos susceptibles.
Sin embargo, no todos los comportamientos tienen su origen en la evitación y el aislamiento. Al igual que los humanos, algunos animales parecen cuidar de sus enfermos, aumentando su exposición a la infección, lo que puede facilitar la transmisión.
Según los autores, los numerosos ejemplos de cambios de comportamiento inducidos por la enfermedad en todo el reino animal ofrecen valiosas oportunidades para estudiar los mecanismos epidemiológicos subyacentes y sus consecuencias, incluyendo cómo se propagan los patógenos contagiosos a través de las redes sociales, cómo cambian las redes sociales en respuesta a los patógenos y cómo estas retroalimentaciones influyen en la evolución huésped-patógeno.
"Las medidas de salud pública experimentadas durante las pandemias pasadas y actuales han sensibilizado sobre el distanciamiento social, y los estudios epidemiológicos están evaluando activamente su eficacia y la duración necesaria", escriben los autores.