MADRID 4 Oct. (EUROPA PRESS) -
La prohibición de instalar máquinas expendedoras de refrescos en los colegios no implica que se produzca un descenso en la obesidad de los escolares, según la doctora del Instituto de Ciencia y Tecnología de los Alimentos y Nutrición, dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), quien se hace eco de un estudio publicado el pasado agosto en la revista 'Social Science & Medicine'.
En su opinión, medidas como la prohibición de vender refrescos en escuelas puede no ser efectiva para bajar los índices de obesidad. "Se ha prohibido la compra de refrescos en colegios, lo que no quita para que los chavales lleven dinero y adquieran estos productos fuera del colegio", añade.
Antes de prohibir este tipo de bebidas explica que "es importante educarle para que sepa las cantidades que debe ingerir durante el día y durante la semana. Como en la comida, es importante variar la ingesta de alimentos, a la hora de beber, sucede lo mismo, la variedad es esencial, sobre todo a estas edades".
Asimismo, advierte, "hay factores mucho más importantes como saltarse el desayuno o la falta de actividad física que inciden mucho más en la génesis de un peso no saludable durante la adolescencia".
El estudio, realizado entre chicos cursando de quinto a octavo grado, se dividió en tres partes. Primero, se quiso establecer si el acceso a refrescos en la escuela se relacionaba con el consumo total de bebidas. Luego se estableció si la compra de refrescos se relacionaba con su consumo total. Y, finalmente, se estudió cómo el acceso de los escolares a las máquinas expendedoras de refrescos se relacionaba con el aumento o bajada de peso.
Tras observar los resultados de la investigación, se observó que a pesar de incrementarse la adquisición de bebidas en escuelas con máquinas expendedoras, el consumo total por semana de estos escolares no aumentó.
PRESUPUESTO CONTRA LA OBESIDAD
Europa suele mirar hacia Estados Unidos con el objeto de anticiparse a "plagas" como la obesidad infantil y España no es una excepción. Aquí, la llamada "Dieta Mediterránea" ha quedado relegada a un lugar invisible en la alimentación de los niños y adolescentes.
Para la doctora hay que tenerse en cuenta el cambio de dieta que está dejando relegada la dieta mediterránea en la alimentación infantil. "Se han acostumbrado a tener una dieta mucho más americanizada, sin ingerir aquellos productos mucho más saludables de nuestra dieta como lo son las verduras, la fruta, los cereales y las legumbres en particular", añade.
"Creo que no nos hemos dado cuenta el gran problema que se está generando. Una cosa es la comodidad, y otra las consecuencias que estamos teniendo. Hoy en día no se trata de que los chavales coman lo que sea para no estar desnutridos. Precisamente se está consiguiendo que tengan estados de malnutrición a pesar del sobrepeso y la obesidad, ya que este tipo de alimentación al que se están adhiriendo contiene demasiada grasa saturada y pocos minerales y vitaminas", añade.
Para esta especialista, no se pueden poner en marcha programas serios para prevenir y tratar el sobrepeso y la obesidad si no hay un presupuesto para ello, como está ocurriendo. "Además, esto es un problema multidisciplinar, por lo que deberíamos juntarnos diversos profesionales expertos en el tema con distintos puntos de vista para consensuar programas de prevención que fueran efectivos", insiste.