MADRID 7 Ago. (EUROPA PRESS) -
La dieta habitual de las embarazadas contiene componentes tóxicos nocivos y ocultos, tal y como ha evidenciado una investigación realizada por la Universidad de California en Riverside y San Diego (Estados Unidos).
Este trabajo, que ha sido publicado en la edición del mes de julio de la revista 'Nutrition Journal', expone la existencia de estos componentes en la ingesta diaria de las mujeres en estado de gestación. Por ello, sus autores recomiendan que los profesionales sanitarios aconsejen que se evite el consumo del agua del grifo, entre otros.
Además, sostienen que es necesario aconsejar a las embarazadas no comer ciertos tipos de pescado, así como abandonar el consumo de bebidas con cafeína y de alimentos enlatados. Todos ello, a los que se unen el alcohol y determinados medicamentos, "pueden poner en riesgo el desarrollo de los futuros bebés", explican.
A juicio de la autora principal del estudio y miembro de este centro universitario norteamericano, la doctora Sarah Santiago, este tipo de productos "no son considerados inseguros" para la salud de las embarazadas, a diferencia de otros como el tabaco o el alcohol.
Sin embargo, la experta espera que con este trabajo las mujeres queden informadas de esta advertencia, así como que los profesionales sanitarios tomen conciencia y expongan esta problemática a las embarazadas a la hora de decidir su dieta.
EL CONSUMO ES "PREOCUPANTE"
Para llegar a esta conclusión, Santiago y su equipo de investigación han estudiado ha realizado una encuesta sobre 200 mujeres en estado de gestación o que han dado a luz recientemente. Tras ello, han hallado resultados "preocupantes", ya que muchas de las mujeres consumieron los alimentos antes citados.
En este sentido, la experta expone el ejemplo del atún, pescado azul que contiene metilmercurio y que, mediante exposición prenatal, "se asocia a numerosos déficits de desarrollo en la atención, el aprendizaje verbal, la función motora y el rendimiento retardado".
Por su parte, el salmón procedente de piscifactoría tiene entre sus componentes a los bifenilos policlorados, los cuales "se relacionan con un menor peso al nacer, con menor circunferencia de la cabeza y con reflejos anormales, así como con deterioro mental".
Otro ejemplo es el de los alimentos dispuestos en latas metálicas, y es que el bisfenol A que contienen "se vincula a problemas de hiperactividad, agresividad y salud reproductiva". En relación a estos, el trabajo de Santiago ha descubierto que el nivel de ingresos "está inversamente correlacionado con su consumo".