MADRID 14 Nov. (EUROPA PRESS) -
La incidencia de diabetes tipo 1 en España es alta y ha aumentado en los menores de 5 años, con 17,69 nuevos casos anuales por cada 100.000 habitantes en menores de 15 años, aunque los países del norte de Europa cuentan con mayor número de casos de diabetes infantil.
La diabetes es una enfermedad de naturaleza autoinmune que no se cura, es decir, el niño diabético nunca dejará de serlo. Como señala la especialista en Endocrinología Pediátrica del Hospital Vithas Nuestra Señora de América, la doctora Carmen Temboury, "en los niños casi siempre la diabetes es de tipo 1 o insulinodependiente. Si no tratamos rápidamente con insulina a estos pacientes, se produce un trastorno generalizado de todo el metabolismo que puede desembocar en cetoacidosis, coma o incluso la muerte del niño". Por ello, es importante que los padres sepan reconocer los síntomas de esta enfermedad para, en caso de producirse, actuar sin demora.
Las causas de este incremento no están del todo claras, pero se sospecha que la alimentación, infecciones, contaminantes y factores genéticos pueden influir. Aunque se nace con una predisposición a padecer diabetes, para que aparezca se necesitan otros factores. Las investigaciones actuales se centran en el ámbito de la prevención, de hecho, como ha afirmado la doctora Temboury, "se sospecha que la lactancia materna prolongada y evitar las guarderías en el primer año podrían disminuir la incidencia".
SÍNTOMAS DE LA ENFERMEDAD
Los síntomas clásicos de la diabetes son beber mucha agua y orinar mucho, comer mucho, perder peso y notar cansancio. Si el niño no recibe tratamiento, los síntomas se volverán más graves, como respiración rápida, deshidratación, vómitos, dolor abdominal, incluso pérdida de conocimiento.
Como ha apuntado la doctora Temboury, "cuanto más pequeño es el niño más rápido y difícil de identificar será el curso clínico. Un 30 por ciento de los niños con debut diabético llegan al hospital en estado grave, con cetoacidosis, que es una descompensación grave del metabolismo". Por ello es fundamental que los padres presten atención y acudan al hospital en caso de duda.
El tratamiento se basa en la administración de insulina, la alimentación por raciones, en la que se mide y se intercambian hidratos de carbono, y el ejercicio físico. Se requiere un alto grado de aprendizaje, tanto por parte del niño, como de la familia, para el control diario de la enfermedad. En este sentido, también es importante que el niño se haga cargo de su enfermedad de forma progresiva, aunque la autonomía total llegará con mayoría de edad.