MADRID, 14 Feb. (EDIZIONES) -
Estar enamorado significa perder el corazón y perder también la cabeza. La relación entre el estado anímico positivo y la salud física de las personas se debe a procesos complejos de interacción tanto de la persona consigo misma como con el entorno. En Infosalus hemos hablado con un experto sobre cómo el amor y el desamor nos afectan a la salud.
"Todos los aspectos de la vida, incluso el autocuidado, se hacen más fáciles cuando estamos en buena compañía y nuestras parejas nos influyen de forma positiva: sacan la mejor versión de nosotros mismos, biológicamente, psicológicamente y socialmente", afirma en una entrevista con Infosalus la terapeuta de pareja y familia y miembro de la división de Psicoterapia del Consejo General de la Psicología de España Annette Kreuz Smolinski.
No obstante, hay momentos o situaciones en los que la vida se rompe y no vuelve a ser la que era. Uno de estos momentos es cuando dos personas que han formado una pareja dejan de serlo. Así, detalla que el desamor afecta "profundamente" al cerebro y puede "literalmente" romper el corazón.
"Los síntomas agudos de la pérdida conllevan además toda la gama de reacciones depresivas: pérdida de peso, trastornos de sueño, rumiación excesiva, y dolores físicos. Parece que recordamos mucho más tiempo el dolor físico por la pérdida de la pareja, que el dolor físico provocado por un dolor de muelas o una pierna rota. La agonía física y psíquica de perder a la persona amada se recuerda durante años, a veces el resto de la vida", sostiene Kreuz.
Según indica, la antropóloga Helen Fisher y la neurobióloga Lucy Brown (Acevedo, 2011) han dedicado años de investigación a evaluar los cerebros de personas que sufrieron un desengaño amoroso o la pérdida repentina de su amor. En sus artículos dice que enseñan la anatomía del desamor, que se traduce en una diferente actividad neuronal en determinadas zonas del cerebro.
"Estas regiones cerebrales están relacionadas no sólo con el malestar que acompaña al dolor físico, sino también con el propio dolor físico. Los amantes rechazados sufren dolor. El 'núcleo accumbens' (una parte del cerebro que se relaciona con el querer, con el desear, con la energía, con la concentración, y con la motivación) se ve afectado por el desamor, y lleva a una especie de síndrome de abstinencia parecido a lo que se experimenta al dejar el tabaco, la cocaína o la heroína. El amor romántico es una adicción, una perfecta y maravillosa adicción cuando las cosas van bien, y una perfecta y horrible adicción cuando tu pareja decide marcharse para siempre", aclara.
EL SÍNDROME DEL CORAZÓN ROTO
Precisamente, la miembro del Consejo General de la Psicología de España recuerda que en 1990, en Japón, se describió por primera vez el 'síndrome del corazón roto', también conocido como 'miocardiopatía de Takotsubo' o 'miocardiopatía inducida por estrés'.
Se trata de una enfermedad del músculo del corazón que puede surgir de repente, después de una situación de intenso estrés emocional o físico, incluso en personas previamente sanas. "A pesar de ser una lesión transitoria del músculo del corazón, con una duración promedio de 7 a 30 días, puede ser suficientemente grave como para llevar al paciente a la muerte. El perder a la pareja puede inducir este síndrome. Es una forma literal de 'romper el corazón'. En parejas de ancianos no es infrecuente que el que inicialmente sobrevive la muerte de su pareja acaba muriéndose a las pocas semanas", advierte la terapeuta de pareja y familia.
QUÉ SIGNIFICA ESTAR ENAMORADO
Por otro lado, la psicóloga Annette Kreuz Smolinski explica que cuando nos enamoramos pasamos por una situación de 'locura transitoria' que altera profundamente nuestro sistema nervioso central cerebral. "La flecha de cupido implica que se encienden regiones específicas del cerebro y que se altera el estado de consciencia. No nos interesa ningún mundo más que el que está en la mente de nuestro amado. Tenemos una necesidad absoluta de saber lo que le gusta, le disgusta, lo que quiere y, sobre todo, lo que siente respecto a nosotros", señala la especialista.
Cuando estamos enamorados y correspondidos, Kreuz precisa que nos sentimos eufóricos, exultantes, y felices. Aquí recuerda que el profesor Semi Zeki (2007) ha investigado el cerebro enamorado. "La persona amada enciende los mismos circuitos neuronales que las que se activan en el apego primario madre-bebé con los circuitos de refuerzo positivo. El otro es nuestra 'droga favorita', y la dependencia sobre él se siente de la misma manera", indica.
Asimismo, la psicóloga destaca que las zonas más activadas del cerebro tienen un efecto indirecto de inhibición sobre aquellas partes que nos hace más miedosos y menos valientes. "Zeki habla de que el amor fortalece y de que el mundo se vuelve más seguro gracias a nuestras parejas", precisa.
A juicio de la miembro del Consejo General de la Psicología de España, es interesante mencionar que el sexo y el amor romántico no corresponden a áreas idénticas de activación en el cerebro. "Muchas veces se disparan juntos, y el sexo es de hecho lo que diferencia habitualmente un amigo de un amante, pero podemos sentirnos atraídos sexualmente por alguien sin enamorarnos de él o ella, y por supuesto podemos estar intensamente enamorados sin (todavía) haber tocado la persona en cuestión", advierte.
El enamoramiento, según todos los indicios, precisa que es un estado transitorio, que dura de entre semanas a un máximo de 3 a 4 años. Parece ser que es una condición mental que nos ayuda a convertir alguien completamente desconocido en familiar. "Nos gusta la novedad, pero necesitamos lo familiar para sentirnos emocionalmente seguros y comprometernos socialmente. El enamoramiento deja paso, con suerte, a una forma profunda de aprecio positivo, que solemos llamar amor, y que incluye compromiso, intimidad psicológica e intimidad sexual", sentencia la terapeuta de familia y pareja.