Detectan un gen implicado en la progresión de los tumores colorrectales y las metástasis

EQUIPO DEL VHIR
VHIR
Actualizado: viernes, 5 diciembre 2014 11:23

BARCELONA, 5 Dic. (EUROPA PRESS) -

Investigadores del grupo de Oncología Molecular del CIBBIM- Nanomedicina en el Vall d'Hebron Institut de Recerca (VHIR) han descubierto que la pérdida de un gen denominado RHOA induce a la progresión de los tumores y a las metástasis en el cáncer de colon y recto.

El hallazgo, publicado en 'Nature Communications', también concreta el mecanismo de actuación de este gen, cuyo papel es "completamente diferente al que ejerce en otros tipos de cáncer".

Para determinar si la pérdida de los niveles de RHOA es una de las causas de que los pacientes tengan un peor pronóstico, los investigadores eliminaron el gen del intestino de ratones en los que habían iniciado la tumorogénesis, que es el proceso por el cual se produce el cáncer.

Descubrieron que los animales morían antes, tenían más tumores y más grandes, y para confirmar los resultados, también llevaron a cabo técnicas 'in vitro', con las que comprobaron que la pérdida de RHOA se asocia con una mayor proliferación de los tumores y una menor diferenciación celular.

Después de descubrir la función de RHOA en los tumores de cáncer colorrectal, el equipo del VHIR trató de averiguar si la ausencia del gen también tenía un efecto similar en las metástasis: mediante otro estudio detectaron que la inactivación de RHOA hace que las células de cáncer de colon sean más metastáticas.

Esto explica por qué en las muestras de metástasis de pacientes con cáncer colorrectal se encuentra menos expresión de RHOA que en los tumores primarios.

Los resultados del estudio suponen un cambio de paradigma en el abordaje de este gen, ya que a diferencia de lo que se ha descubierto hasta ahora en otros tipos de cáncer, como el de mama y pulmón, en el cáncer de colon y recto RHOA tiene la función opuesta: su activación no promueve la tumorogénesis, sino que es su pérdida la que acelera la enfermedad.

En la investigación han participado investigadores del Institute of Biomedical Sciences de Fukushima (Japón) y del Ludwig Institute for Cancer Research en Melbourne (Australia).

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