MADRID, 9 Oct. (EUROPA PRESS) -
La detección temprana y el tratamiento precoz de edema macular diabético son cruciales para reducir el impacto negativo en la visión de un paciente, pues esta enfermedad puede provocar daños definitivos en la retina o incluso la ceguera durante las primeras etapas.
"Según establecen la sociedades española y europea de retina aquellos pacientes con un buen control y sin retinopatía diabética deben acudir al oftalmólogo a revisar su visión cada 2 años y los que no tienen buen control o tiene algún grado de retinopatía anualmente. En los pacientes diabéticos tipo 2 estas revisiones deben hacerse desde el diagnóstico y en los de diabetes tipo 1 a partir de los 10 años del diagnóstico", ha declarado Patricia Udaondo, médico adjunto del Hospital Universitario y Politécnico La Fe de Valencia.
Allergan ha querido sumarse al Día Mundial de la Visión, que se celebra el 12 de octubre y al objetivo de la Organización Mundial de la Salud de reducir la discapacidad visual evitable, recordando la importancia de una enfermedad que se considera la principal causa de pérdida de la visión en pacientes con diabetes.
Esta enfermedad, que afecta a más de 400.00 diabéticos en España, es un proceso inflamatorio en el ojo y se complica con frecuencia en pacientes con diabetes. Asimismo, la disminución de la visión central suele ser el primer síntoma que percibe el paciente, pero que termina afectando a la capacidad de las personas a la hora de realizar las tareas cotidianas que dependen de la visión. El 11 por ciento de la población diabética desarrolla esta patología visual.
Además de la duración y el control que se tenga de la diabetes, hay otros factores como la edad avanzada, la presión arterial elevada, la displemia o el tabaquismo que también influyen en la aparición de este edema.
En cuanto a los tratamientos, hay algunos que requieren inyecciones mensuales, lo que puede incrementar la carga y la ansiedad para el paciente. De igual modo, hay disponibles otros que prolongan la duración del efecto, entre cuatro y seis meses, lo que permite un menor número de inyecciones y visitas facilitando adherencia al tratamiento de los pacientes.