MADRID, 17 Mar. (EUROPA PRESS) -
Los avances registrados en los últimos años en cuanto al conocimiento de un mayor número de marcadores moleculares pronósticos y predictivos del cáncer colorrectal hacen necesario detectar sí hay mutaciones genéticas para seleccionar el tratamiento más adecuado, según destacaron diversos expertos en el III Curso Internacional en Neoplasias Digestivas, organizado recientemente por el Grupo Hospital de Madrid (HM).
Según explicó el coordinador de la Unidad de Tumores Digestivos del Centro Integral Oncológico Clara Campal (CIOCC), Antonio Cubillo, en pacientes con carcinoma de colon metastásico "la selección del mejor tratamiento de primera línea es cada vez más compleja" ya que implica la determinación de mutaciones del gen B-RAF, que, además es factor pronóstico, y del fosfatidilinositol-3-kinasa (PI3K).
De hecho, según explicó, la detección de estas mutaciones, junto a la realización de mutaciones del gen K-RAS, "se instalarán en un futuro en la rutina clínica para la determinación del citado tratamiento" aunque "en el Grupo HM ya se realiza de forma habitual", precisó.
Asimismo, según el doctor Cubillo, la determinación de niveles de citoquinas en plasma como el factor de crecimiento de fibroblastos o placentario, implicados en el switch angiogénico de los tumores, puede identificar a poblaciones de pacientes que continúen beneficiándose en segunda línea de tratamiento antiangiogénico, frente a otros en los que se cambia la estrategia del tratamiento con fármacos dirigidos a esta vía de escape de la célula tumoral.
En este sentido, matizó igualmente que la inmunohistoquímica de la enzima topoisomerasa 1, en cuanto a la predicción de la respuesta a la quimioterapia en pacientes con carcinoma de colon metastásico, es la más fiable para el fármaco camptotecina-11 (CPT-11), por encima de ERCC-1, timidilato sintetasa y timidilato fosforilasa para los otros tratamientos utilizados en primera línea (oxaliplatino y 5-FU).
Los expertos participantes en la jornada señalaron igualmente que la resonancia magnética y el grado de regresión tumoral tras quimio-radioterapia adyuvante podrían distinguir a subpoblaciones de pacientes en carcinoma de recto que se beneficiarán o no de la quimioterapia adyuvante o, "incluso, en un futuro, a pacientes que no tengan que realizarse resección quirúrgica".