MADRID, 18 Jul. (EUROPA PRESS) -
Las altas temperaturas durante el verano pueden provocar una pérdida excesiva de líquidos, lo que da lugar a la deshidratación que, en sí, no es un factor de riesgo cardiovascular, pero puede afectar en mayor medida a las personas que sufren arritmias, cardiopatía isquémica o insufiencia cardíaca, según la especialista en Cardiología del Hospital Vithas Nuestra Señora de América, Ana Alegría.
La doctora ha concretado que, aunque el calor no afecta directamente al corazón, "sí puede contribuir a un empeoramiento de determinados pacientes", como los cardiacos, por lo que es "muy importante" prestar atención a los síntomas que pueden ser indicio de pérdida excesiva de líquidos, como son el aletargamiento, mareo, floreja, sequedad de boca y piel y ojos hundidos y apagados.
En este sentido, para evitar situaciones extremas, la prevención es el "arma fundamental", especialmente cuando estamos en alerta por calor, momento en el que es "necesario" evitar la exposición solar en las horas centrales del día e hidratarse de manera óptima. De forma particular, para los pacientes cardiacos existen varios fármacos fotosensibilizantes que impiden la exposición al sol.
Por todo ello, la doctora Alegría ha recomendado seguir una dieta cardiosaludable, como la dieta mediterránea, pues esta es "muy apropiada" para días de calor, ya que promueve el consumo de frutas y verduras frescas; además, "es aconsejable también la ingesta de abundante líquido, tanto en alimentos, como por ejemplo el gazpacho, como a base de agua; y evitar o limitar el consumo de alcohol, pues para metabolizarlo el cuerpo pierde mucho líquido y se deshidrata".
En cuanto a la práctica de ejercicio, lo aconsejable es evitar las horas de máxima temperatura, especialmente si se trata de actividades de alta intensidad, una recomendación tanto para pacientes con problemas cardiacos, como para personas sanas, "ya que la deshidratación y el sobreesfuerzo pueden producir un golpe de calor", ha concluido la doctora.