MADRID 25 Sep. (EUROPA PRESS) -
En un artículo de opinión publicado en la revista 'Trends in Molecular Medicine de Cell Press' expertos de la Universidad de California en San Diego (Estados Unidos) explican que como la mayoría de las placentas se descartan después del nacimiento, la patología placentaria está subutilizada clínicamente. Sin embargo, dados sus beneficios, esta debería ser una parte rutinaria de la atención obstétrica y neonatal, mereciendo más atención de la investigación.
"Las placentas no deberían considerarse un tejido de desecho", relata la autora principal, la doctora Mana Parast, profesora de patología en la Facultad de Medicina de la Universidad de California en San Diego. "No solo pueden enseñarnos mucho sobre lo que salió mal en un embarazo, sino que también nos brindan información sobre embarazos posteriores para la salud de la embarazada y del bebé".
La placenta es fundamental para el intercambio de nutrientes y productos de desecho entre el bebé en desarrollo y la embarazada. Si la placenta se enferma, puede afectar a la madre y a la descendencia, tanto durante el embarazo como más adelante en la vida. En su forma más grave, la patología placentaria puede causar mortinatos, y este es el escenario médico en el que las placentas se examinan clínicamente con mayor frecuencia. Sin embargo, diferentes tipos de patología placentaria también se asocian con un tamaño pequeño al nacer y problemas neurológicos en los bebés, y con hipertensión (preeclampsia) y otros problemas cardiovasculares en las madres.
"La patología placentaria puede identificar no solo la causa de un resultado adverso en el bebé, sino también por qué le sucedió algo a la madre y qué significa eso para su salud en el futuro", comenta Parast, patóloga perinatal y directora del servicio de patología perinatal en UC San Diego. "Por ejemplo, estamos descubriendo que una lesión particular en la placenta llamada arteriopatía decidual es potencialmente un marcador de enfermedad cardiovascular futura en las mujeres, y otras lesiones pueden indicar si es probable que la preeclampsia o la muerte fetal recurran en embarazos posteriores".
El examen de la placenta de los bebés prematuros también puede brindar información sobre su atención inmediata al ayudar a detectar infecciones fúngicas que de otro modo tardarían días en identificarse.
"Los bebés prematuros que van a la unidad de cuidados intensivos neonatales suelen recibir antibióticos antimicrobianos para prevenir infecciones bacterianas que puedan haberse instalado, porque los bebés prematuros no tienen un sistema inmunológico muy bueno, pero no se les administran antimicóticos", agrega Parast. "El cultivo de sangre para detectar infecciones fúngicas lleva unos días, pero si examinamos rápidamente las placentas de los bebés prematuros en busca de signos de infección fúngica, podemos alertar de inmediato al equipo de la UCIN para que añada un antimicótico al régimen".
A pesar de la gran cantidad de información que proporcionan, las placentas no se utilizan lo suficiente en la práctica clínica. Para empezar a remediarlo, los investigadores sugieren que los médicos comiencen por incorporar la patología placentaria en la atención de los embarazos complicados.
"Hay hospitales en Estados Unidos donde los patólogos examinan todas las placentas, incluso en embarazos sin complicaciones, y a veces esa evaluación da lugar a exámenes adicionales, pero eso definitivamente requiere muchos más recursos", relata Parast.
Aunque se conocen las implicaciones de algunos patrones de patología placentaria, otros siguen sin estar claros y se sabe muy poco sobre por qué ocurren estos problemas placentarios. Por estos motivos, los investigadores afirman que la investigación placentaria merece más financiación y debe incorporarse a los ensayos clínicos prospectivos.
"La incorporación de evaluaciones placentarias en los ensayos clínicos en curso proporcionará aún más información sobre cómo se relacionan las diferentes lesiones placentarias con la salud actual y futura de los pacientes, y la fisiopatología subyacente detrás de estas lesiones", concluye Parast. "Si la patología placentaria no se incorpora en estos ensayos, es como si se realizara un ensayo sobre el cáncer sin patología: simplemente estarían conduciendo a ciegas".