MADRID, 13 Oct. (EUROPA PRESS) -
La grasa parda es conocida por su capacidad de convertir la energía (calorías) de los alimentos en calor. En cambio, la grasa blanca almacena energía para su uso posterior, mientras que el músculo la pone inmediatamente a disposición para realizar el trabajo. La producción de calor de la grasa parda ayuda al cuerpo a mantenerse caliente en temperaturas frías, y la exposición al frío puede aumentar las reservas de grasa parda.
Investigadores han propuesto que la activación de la grasa parda podría contribuir a los esfuerzos para perder peso al aumentar la quema de calorías.
NUEVAS VÍAS PARA ACELERAR LA QUEMA DE CALORÍAS
Investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en San Luis (Estados Unidos) han identificado una nueva forma en que la grasa parda -una forma de grasa que quema energía- puede acelerar el metabolismo del cuerpo, consumiendo energía celular y produciendo calor, lo que mejora la salud metabólica.
El estudio, publicado en 'Nature' realizado en ratones, revela nuevas vías para aprovechar la grasa parda en el tratamiento de enfermedades metabólicas, como la resistencia a la insulina y la obesidad.
CÓMO LOS PEROXISOMAS COMPENSAN A LAS MITOCONDRIAS
"La vía que hemos identificado podría brindar oportunidades para enfocarse en el gasto energético de la ecuación de pérdida de peso, lo que podría facilitar que el cuerpo queme más energía al ayudar a la grasa parda a producir más calor", explica el autor principal, el doctor Irfan Lodhi, profesor de medicina en la División de Endocrinología, Metabolismo e Investigación de Lípidos de WashU Medicine.
"Impulsar este tipo de proceso metabólico podría favorecer la pérdida o el control del peso de una manera quizás más fácil de mantener a lo largo del tiempo que la dieta y el ejercicio tradicionales. Es un proceso que básicamente desperdicia energía (aumentando el gasto energético en reposo), pero eso es positivo si se intenta perder peso".
La comprensión tradicional de la producción de calor de la grasa parda involucra a las mitocondrias, centrales eléctricas dentro de las células del cuerpo. Los científicos saben desde hace tiempo que las mitocondrias de la grasa parda tienen un método para desvincularse de la producción de combustible y, en su lugar, producir calor, mediante una molécula llamada proteína desacopladora.
Sin embargo, también saben que los ratones con grasa parda que carecen de la proteína desacopladora, aún pueden quemar energía y producir calor, lo que indica la existencia de quemadores de reserva en las células.
El nuevo estudio implica a las partes celulares llamadas peroxisomas como importantes generadores alternativos de calor en la grasa parda. Los peroxisomas son pequeños compartimentos celulares que participan en el procesamiento de las moléculas de grasa. Al exponerse al frío, los peroxisomas en la grasa parda aumentan en número, según los investigadores. Este aumento es aún más drástico en ratones cuyas mitocondrias presentan deficiencia de la proteína desacopladora, lo que sugiere que los peroxisomas podrían compensar la pérdida de la capacidad de producción de calor de las mitocondrias.
Lodhi y sus colaboradores descubrieron que los peroxisomas consumen combustible y producen calor mediante un proceso metabólico centrado en una proteína clave en estas partes celulares, llamada acil-CoA oxidasa 2 (ACOX2). Los ratones sin ACOX2 en la grasa parda perdieron parte de su capacidad para tolerar el frío, mostrando temperaturas corporales más bajas tras la exposición al frío en comparación con los ratones normales. Además, en comparación con los ratones normales, sus tejidos no utilizaban adecuadamente la insulina, la hormona reguladora del azúcar en sangre, y eran más propensos a la obesidad al consumir dietas ricas en grasas.
Por el contrario, los ratones modificados genéticamente para producir cantidades inusualmente altas de ACOX2 en la grasa parda mostraron una mayor producción de calor, mejor tolerancia al frío y una mejor sensibilidad a la insulina y control del peso cuando fueron alimentados con la misma dieta rica en grasas.
Mediante un sensor de calor fluorescente desarrollado por ellos mismos, los investigadores descubrieron que cuando ACOX2 metabolizaba ciertos ácidos grasos, las células de grasa parda se calentaban más. También utilizaron una cámara termográfica infrarroja para demostrar que los ratones sin ACOX2 producían menos calor en su grasa parda.
PRÓXIMOS PASOS EN INVESTIGACIÓN METABÓLICA
Si bien el cuerpo humano puede fabricar estos ácidos grasos, estas moléculas también se encuentran en los productos lácteos y la leche materna, y son producidas por ciertos microbios intestinales. Lodhi afirmó que esto plantea la posibilidad de que una intervención dietética basada en estos ácidos grasos, como una intervención alimentaria, probiótica o nutracéutica, pueda potenciar esta vía de producción de calor y los efectos beneficiosos que parece tener. Él y sus colegas también están investigando posibles compuestos farmacológicos que podrían activar directamente el ACOX2.
"Si bien nuestros estudios se realizan en ratones, existe evidencia que sugiere que esta vía es relevante en humanos", puntualiza Lodhi. Estudios previos han demostrado que las personas con niveles más altos de estos ácidos grasos tienden a tener índices de masa corporal más bajos.
Sin embargo, "dado que la correlación no implica causalidad, nuestro objetivo a largo plazo es evaluar si las intervenciones dietéticas u otras intervenciones terapéuticas que aumentan los niveles de estos ácidos grasos o la actividad de ACOX2 podrían ser útiles para activar esta vía de producción de calor en los peroxisomas y ayudar a las personas a perder peso y mejorar su salud metabólica", adelanta el autor.