MADRID, 29 Dic. (EUROPA PRESS) -
Las neurocientíficas Dr Christina Strauch y Prof Dr Denise Manahan-Vaughan de la Ruhr-Universität Bochum han descubierto que la corteza piriforme, la parte cerebral responsable de detectar los olores, está involucrada en el almacenamiento de recuerdos.
Durante el proceso de almacenamiento de recuerdos, la comunicación entre las neuronas se altera por medio de un proceso llamado plasticidad sináptica. Ante esto, las investigadoras, cuyo trabajo ha sido publicado en el 'Cerebral Cortex', analizaron si la cortez piriforme de las ratas era capaz de expresar dicha plasticidad y si el cambio duraba más de cuatro horas, demostrando así que era capaz de retener recuerdos a largo plazo.
Para ello, utilizaron impulsos eléctricos en el cerebro para emular procesos que desencadenan la codificación de una sensación olfativa como memoria y utilizaron diferentes protocolos de estimulación que variaron en frecuencia e intensidad de los pulsos.
Y es que, se sabe que estos protocolos pueden inducir efectos a largo plazo en otra área del cerebro que es responsable de las memorias a largo plazo: el hipocampo. Sorprendentemente, los mismos protocolos no indujeron el almacenamiento de información a largo plazo en forma de plasticidad sináptica en la corteza piriforme.
Asimismo, las neurocientíficas se preguntaron si la corteza piriforme necesitaba instrucciones para crear una memoria a largo plazo y estimularon un área cerebral superior llamada corteza orbitofrontal, es responsable de la discriminación de las experiencias sensoriales.
En esta ocasión, la estimulación del área del cerebro generó el cambio deseado en la corteza piriforme. "Nuestro estudio muestra que la corteza piriforme puede servir como un archivo de recuerdos a largo plazo, si bien necesita instrucciones de la corteza orbitofrontal, un área cerebral superior", han zanjado.