MADRID, 19 Abr. (EUROPA PRESS) -
La investigación sobre la cura del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) hasta la fecha se ha centrado en limpiar el virus de las células T, un tipo de glóbulo blanco que es una parte esencial del sistema inmunológico. Sin embargo, investigadores de la División de Enfermedades Infecciosas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Carolina del Norte (UNC), en Estados Unidos, han encontrado que el virus persiste en los macrófagos infectados por el VIH.
Los macrófagos son grandes glóbulos blancos que se encuentran en los tejidos de todo el cuerpo incluyendo el hígado, los pulmones, la médula ósea y el cerebro. El descubrimiento de este reservorio viral adicional, que se detalla en un artículo publicado este lunes en 'Nature Medicine', tiene implicaciones significativas para la investigación de la cura del VIH.
"Estos resultados cambian paradigmáticamente porque demuestran que células distintas de las células T pueden servir como reservorio para el VIH -señala la autora principal del trabajo, Jenna Honeycutt, investigadora postdoctoral en la División de Enfermedades Infecciosas de la UNC--. El hecho de que los macrófagos infectados por el VIH puedan persistir significa que cualquier posible intervención terapéutica para erradicar el VIH podría tener como objetivo dos tipos muy diferentes de células".
Inicialmente, este laboratorio liderado por J. Victor Garcia, profesor de Medicina, Microbiología e Inmunología en la Escuela de Medicina de la UNC, demostró la capacidad de los macrófagos tisulares para apoyar la replicación del VIH 'in vivo' en la ausencia total de células T humanas. Pero se desconocía cómo responderían los macrófagos a la terapia antirretroviral (ART, por sus siglas en inglés) y si los macrófagos representaban un reservorio para el VIH después del tratamiento.
REBROTE VIRAL AL INTERRUMPIR EL TRATAMIENTO
Los macrófagos son células del linaje mieloide que han estado implicadas en la patogénesis del VIH y en el transporte del virus al cerebro. Utilizando un modelo de ratón sólo humanizado mieloide (MoM) carente de células T, García y su equipo demostraron que la ART suprime fuertemente la replicación del VIH en los macrófagos tisulares. No obstante, cuando se interrumpió el tratamiento del VIH, se observó un rebote viral en un tercio de los animales, lo cual es consistente con el establecimiento de la infección persistente en los macrófagos tisulares.
"Éste es el primer informe que demuestra que los tejidos macrófagos pueden ser infectados y que responden a la terapia antirretroviral --subraya Honeycutt--. Además, mostramos que los macrófagos infectados productivamente pueden persistir a pesar de la ART, y lo más importante, que pueden reiniciar y mantener la infección tras la interrupción de la terapia, incluso en ausencia de células T, el principal objetivo de la infección por VIH".
Ahora que García y su equipo saben que el VIH persiste en los macrófagos, el siguiente paso será determinar qué regula la persistencia del VIH en los macrófagos tisulares, dónde persisten en el cuerpo los macrófagos infectados durante el tratamiento del VIH y cómo los macrófagos responden a posibles intervenciones terapéuticas dirigidas a erradicar el VIH del cuerpo.