MADRID, 7 Feb. (EUROPA PRESS) -
El trastorno bipolar (BD, por sus siglas en inglés) es un trastorno cerebral multifactorial en el cual los pacientes experimentan cambios radicales en el estado de ánimo y sufren periodos de depresión seguidos por periodos de manía. Se sabe desde hace tiempo que los factores ambientales y genéticos desempeñan un papel importante en la enfermedad; como estar expuesto a altos niveles de estrés durante periodos prolongados, y especialmente durante la infancia, se ha asociado con el desarrollo de BD.
Los genes tempranos inmediatos (IEG, por sus siglas en inglés) son una clase de genes que responden muy rápidamente a los estímulos ambientales, y eso incluye el estrés. Los IEG responden a un factor estresante al activar otros genes que conducen a la plasticidad neuronal, la capacidad de las células del cerebro para cambiar su forma y función en respuesta a los cambios en el entorno. En última instancia, es el proceso de plasticidad neuronal el que da al cerebro la capacidad de aprender y adaptarse a nuevas experiencias.
Un tipo de proteína producida por IEG es la llamada proteína de Respuesta al Crecimiento Temprano (EGR, por sus siglas en inglés), que traduce la influencia del medio ambiente en cambios a largo plazo en el cerebro. Estas proteínas se encuentran en todo el cerebro y se producen en gran medida en respuesta a cambios ambientales como estímulos estresantes y falta de sueño. Sin la acción ejercida por estas proteínas, las células cerebrales y el cerebro en sí no pueden responder adecuadamente a los muchos estímulos que se reciben constantemente del medio ambiente.
La plasticidad neuronal efectiva también depende de las neurotrofinas, que son factores reguladores que promueven el desarrollo y la supervivencia de las células cerebrales. El factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF, por sus siglas en inglés) es la neurotrofina que se encuentra principalmente en el cerebro. Ha sido ampliamente investigado en pacientes con BD y se ha sugerido como un sello distintivo de BD.
De hecho, algunos estudios han demostrado que los niveles de BDNF en el suero de pacientes con BD se reducen siempre que las personas sufren un periodo de depresión, hipomanía o manía. Otros estudios han demostrado que, independientemente del estado de ánimo, los pacientes con BD presentan niveles reducidos de BDNF. En general, los cambios en los niveles de BDNF parecen ser una característica que se encuentra en los pacientes con BD que pueden contribuir a la fisiopatología de la enfermedad.
Ahora, un equipo internacional de investigadores de la Universidad Federal de Rio Grande do Sul, en Brasil, la Facultad de Medicina de la Universidad de Arizona, en Estados Unidos, y la Universidad McMaster, en Canadá, han publicado un artículo que conecta los puntos entre estos dos jugadores para explicar la resistencia celular deteriorada observada en BD que se puede relacionar con la capacidad de recuperación deficiente presentada por los pacientes con BD para responder a eventos, incluido el estrés.
DOS MOLÉCULAS INTERCONECTADAS EN UNA VÍA REGULADORA ALTERADA
En un trabajo anterior realizado por el grupo en 2016, un tipo de gen IEG conocido como EGR3, que normalmente responde a eventos ambientales y estímulos estresantes, estaba reprimido en el cerebro de pacientes con BD, lo que sugiere que cuando se enfrenta a un factor estresante, el EGR3 en los pacientes con BD no responde al estímulo adecuadamente.
De hecho, los pacientes con BD son muy propensos al estrés y tienen más dificultades para lidiar con el estrés o adaptarse a él si se comparan con las personas sanas. Lo que ahora sugiere el grupo de investigación es que tanto EGR3 como BDNF pueden tener un papel crítico en la resistencia celular deteriorada que se ve en el trastorno bipolar y que cada uno de estos dos genes puede afectar a la expresión de cada uno en la célula.
"Creemos que el nivel reducido de BDNF que se ha observado ampliamente en pacientes con BD se debe al hecho de que EGR3 está reprimido en el cerebro de pacientes con BD. Las dos moléculas están interconectadas en una vía reguladora que se ve alterada en los pacientes con BD", describe el científico Fabio Klamt, autor principal del artículo sobre el trabajo que se publica este lunes en la revista 'Frontiers in Behavioral Neuroscience'.
Los autores también agregan que el hecho de que EGR3 responde muy rápidamente a los estímulos ambientales convierte a la molécula en un posible objetivo farmacológico. "Es posible imaginar que EGR3 puede modularse para aumentar su expresión y la de BDNF, lo que puede tener un impacto positivo en los pacientes con BD", añade la primera autora de la investigación, Bianca Pfaffenseller, científica que trabaja en el Hospital Clínico de Porto Alegre, en Brasil.
La idea de que los trastornos mentales deben considerarse como cualquier otra enfermedad crónica en la que la biología subyacente desempeña un papel importante ha reemplazado a las antiguas descripciones de patologías mentales como resultado de malas influencias psicológicas.
Como dijo el ganador del Premio Nobel Eric Kandel, "todos los procesos mentales son procesos cerebrales y, por lo tanto, todos los trastornos del funcionamiento mental son enfermedades biológicas. El artículo de perspectiva escrito por Fabio Klamt y sus colegas respalda esta visión al ofrecer nuevos conocimientos sobre la biología subyacente de este desorden mental devastador que afecta a millones de personas en todo el mundo.