MADRID, 5 Feb. (EUROPA PRESS) -
Investigadores del H. Lee Moffitt Cancer Center & Research Institute (Estados Unidos) han descubierto, en un publicado en la revista 'Nature', han descubierto un mecanismo que regula la actividad antitumoral de las células inmunes.
Los fármacos inmunoterapéuticos activan las células T, un tipo de célula inmunitaria, para que actúen como defensa contra las células tumorales. De hecho, las inmunoterapias están aprobadas para tratar varios tipos diferentes de cáncer y han cambiado mucho el estándar de atención y mejorado los resultados de los pacientes.
Sin embargo, en el cáncer de ovario, los estudios clínicos que utilizaron inmunoterapias destinadas a estimular las células T han dado como resultado tasas de respuesta modestas. En concreto, los estudios han sugerido que los pacientes con cáncer que tienen una mayor presencia de otras células inmunitarias, como el plasma y las células B de memoria, podrían responder mejor a las inmunoterapias, si bien no está claro cómo estos tipos de células promueven mejores resultados.
Ante este escenario, los investigadores querían confirmar si los anticuerpos producidos por estas células están asociados con mejores resultados y, así, evaluar cómo estas células contribuyen a la respuesta inmunitaria antitumoral espontánea contra el cáncer de ovario.
Para ello, analizaron un panel de 534 muestras de pacientes con cáncer de ovario y encontraron que las pacientes que tenían una mayor infiltración de células B o células plasmáticas derivadas de células B tenían mejores resultados.
Las células B son un tipo de célula inmunitaria que produce anticuerpos y expresan uno de los cinco tipos de receptores de células B en su superficie: IgM, IgD, IgG, IgE o IgA. Estos isotipos regulan diferentes vías de señalización de células B y controlan los procesos de las células B.
La sorpresa llegó cuando, tras un análisis más detallado de las muestras, el equipo descubrió que los anticuerpos producidos por las células B y plasmáticas eran predominantemente del subtipo IgA, seguidos de IgG. "Descubrimos que la presencia de vías de señalización descendentes reguladas por IgA de las células de cáncer de ovario. Específicamente, IgA resultó en la inhibición de la vía de señalización de RAS, que se sabe que contribuye al desarrollo del cáncer de ovario", han explicado los expertos.
Esta inhibición de RAS sensibilizó a las células tumorales a la muerte celular mediada por células T, producida tanto por células T CAR nuevas como por linfocitos infiltrantes de tumores. El equipo también evaluó que la IgA y la IgG secretadas por las células B reconocían marcadores específicos de la superficie de las células tumorales de ovario y estimulaban otras células inmunes llamadas células mieloides para atacar las células de cáncer de ovario para su destrucción.
Estos datos proporcionan nuevos conocimientos sobre cómo los componentes del sistema inmunológico regulan la progresión del cáncer de ovario y ofrecen nuevas oportunidades para desarrollar agentes dirigidos mejorados. Esto incluye un repertorio de anticuerpos derivados de tumores que pueden usarse eficazmente como nuevos agentes inmunoterapéuticos.
Además, el estudio proporciona una justificación mecánica para las respuestas de anticuerpos integradas en el desarrollo de nuevas inmunoterapias, que hasta ahora se han basado en enfoques centrados en las células T.
"Los hallazgos indican que es probable que las inmunoterapias que estimulan las respuestas coordinadas de las células B y T contra el cáncer de ovario, una enfermedad inmunogénica actualmente resistente a los inhibidores de los puntos de control, muestren un beneficio terapéutico superior", han zanjado los investigadores.