MADRID 8 Oct. (EUROPA PRESS) -
Un equipo de investigación del Centro Oncológico Integral Montefiore Einstein (MECCC) de Estados Unids, designado por el Instituto Nacional del Cáncer, ha descubierto un mecanismo inmunológico natural en ratones que impide que las células cancerosas que escapan se conviertan en tumores en otras partes del cuerpo.
La enfermedad metastásica, que es cuando el cáncer se propaga desde el tumor primario a otras partes del cuerpo, es la causa de la mayoría de las muertes por cáncer. Si bien los investigadores comprenden cómo las células cancerosas escapan del sitio primario para generar nuevos tumores, no se comprende bien por qué algunas de estas células cancerosas rebeldes generan nuevos tumores, a veces décadas después, mientras que otras no.
"Prevenir o curar las metástasis es el desafío más crítico en el cáncer. Creemos que nuestros hallazgos tienen el potencial de indicar nuevas terapias para prevenir o tratar la enfermedad metastásica", destaca el líder del estudio, Julio Aguirre-Ghiso, director del Cancer Dormance Institute del MECCC, quien ha publicado sus hallazgos en la revista 'Cell'.
Las células que migran desde tumores primarios y siembran tumores metastásicos se denominan células cancerosas diseminadas (CCD). Algunas CCD se comportan de manera agresiva y generan tumores de inmediato en tejido nuevo, mientras que otras permanecen en un estado de animación suspendida conocido como latencia.
"Durante mucho tiempo ha sido un misterio cómo algunos CCD pueden permanecer en los tejidos durante décadas y nunca causar metástasis, y creemos que hemos encontrado la explicación", relata Aguirre-Ghiso, quien también es profesor de biología celular , oncología y medicina y titular de la Cátedra Rose C. Falkenstein en Investigación del Cáncer en el Colegio de Medicina Albert Einstein
El cáncer de mama y muchos otros tipos de cáncer hacen metástasis en los pulmones. En una investigación que incluyó tres modelos de ratones con cáncer de mama metastásico, el doctor Aguirre-Ghiso y sus colegas determinaron que cuando los CCD del cáncer de mama se propagan a los sacos aéreos de los pulmones (alvéolos), las células inmunes conocidas como macrófagos alveolares los mantienen en un estado latente.
"Los macrófagos alveolares son los primeros en responder al ataque de los pulmones, ya que defienden al órgano contra bacterias y sustancias peligrosas como los contaminantes ambientales", declara Aguirre-Ghiso. Estos macrófagos especializados, según el experto, aparecen en las primeras etapas del desarrollo embrionario y residen en el tejido pulmonar durante toda la vida.
"Nuestros hallazgos demuestran una nueva función para estos macrófagos, en la que reconocen a los CCD e interactúan activamente con ellos y, al secretar una proteína llamada TGF-Beta2, producen señales en las células cancerosas que las mantienen en un estado latente", detalle Aguirre-Ghiso.
"Dado que cada órgano del cuerpo tiene su propio conjunto de macrófagos residentes en los tejidos, es posible que funcionen para mantener a raya a los CCD también en esos órganos. Nuestro estudio ha demostrado por primera vez que estos macrófagos especializados funcionan para inducir activamente la latencia en los CCD".
Al confirmar la importancia de los macrófagos alveolares para mantener latentes las CCD, los investigadres descubrieron que su eliminación en los ratones aumentaba significativamente la cantidad de CCD activados y las metástasis posteriores en sus pulmones, en comparación con los ratones con niveles normales de células inmunes.
Los investigadores descubrieron que, a medida que los CCD se vuelven más agresivos, se vuelven resistentes a las señales de prodormancia producidas por los macrófagos alveolares. En última instancia, este mecanismo de evasión permite que algunos CCD "despierten" de la latencia y se reactiven para formar metástasis.
"Comprender cómo las células inmunitarias mantienen a raya a los CCD podría conducir a nuevas terapias celulares antimetastásicas, entre otras estrategias", añade Aguirre-Ghiso, quien comparte estudio con Erica Dalla, exalumna, y Michael Papanicolaou, becario postdoctoral en el laboratorio del doctor Aguirre-Ghiso, que son coautores.
Así, ejemplifica, que podría ser posible fortalecer la señalización de los macrófagos para que los CCD nunca despierten de su letargo o encontrar formas de evitar que los CCD más viejos se vuelvan resistentes a la señalización de la letargo.