MADRID, 7 Ago. (EUROPA PRESS) -
El intestino humano alberga billones de microorganismos que, en conjunto, conforman la microbiota intestinal. Aunque las bacterias son sus principales habitantes y generan una amplia variedad de metabolitos capaces de comunicarse con las células humanas o modificar rutas enzimáticas clave, no están solas.
LA ENFERMEDAD HEPÁTICA CRÓNICA MÁS PREVALENTE
También forman parte de esta compleja comunidad diversos hongos —comensales, mutualistas y patógenos— que, al igual que las bacterias, producen una gran cantidad de compuestos bioactivos con potencial para influir en la salud del huésped.
La enfermedad del hígado graso asociado a la disfunción metabólica (MAFLD) afecta actualmente a aproximadamente uno de cada cuatro adultos en todo el mundo, lo que la convierte en la enfermedad hepática crónica más prevalente y un problema de salud mundial acuciante.
La forma más grave, conocida como MASH, puede provocar cirrosis y cáncer de hígado. Sin embargo, esta enfermedad actualmente solo cuenta con un tratamiento aprobado, lo que pone de relieve la urgente necesidad de nuevas terapias.
Investigadores de la Universidad de Minnesota (Estados Unidos) han encontrado un nuevo aliado en la lucha contra una grave enfermedad hepática: un hongo simbiótico intestinal que produce una molécula capaz de revertir la progresión de la enfermedad en ratones.
Los hallazgos, publicados en 'Science', podrían fundamentar futuros enfoques terapéuticos para tratar la esteatohepatitis asociada a la disfunción metabólica (MASH), una enfermedad de alta prevalencia.
Nuevas evidencias apuntan al eje intestino-hígado, especialmente las interacciones con la microbiota intestinal, como un factor determinante de la progresión de la MASH, pero el papel de los hongos intestinales sigue siendo poco conocido. Además, debido a la falta de métodos estandarizados para el cultivo de los diversos hongos presentes en el intestino, las técnicas de laboratorio convencionales no han logrado identificar especies fúngicas capaces de adaptarse y crecer en el entorno intestinal.
161 ESPECIES DE HONGOS A PARTIR DE MUESTRAS FECALES HUMANAS
Para superar esta limitación, Shuang Zhou y su equipo de la Universidad de Minnesota desarrollaron chips de aislamiento de hongos (FiChips), una técnica de cultivo que imita el entorno fecal natural 'in situ', lo que permite el crecimiento y aislamiento exitoso de especies de hongos que no se pueden cultivar mediante métodos convencionales. Utilizando este método, los investigadores identificaron 161 especies de hongos a partir de muestras fecales humanas en toda China.
Entre estas, las especies de Fusarium, en particular Fusarium foetens (F. foetens), demostraron la capacidad de sobrevivir en entornos sin oxígeno y colonizar el intestino. También apareció ampliamente en conjuntos de datos globales del microbioma humano. En un modelo murino, los autores descubrieron que F. foetens podía revertir de forma segura la progresión de la enfermedad MASH. Los ratones con una dieta alta en grasas y deficiente en colina tratados con 'F. foetens' mostraron mejoras notables en la salud hepática, incluyendo un peso hepático reducido, niveles más bajos de enzimas hepáticas y esteatosis hepática, inflamación y fibrosis menos pronunciadas.
Al explorar los mecanismos subyacentes de este efecto, los investigadores descubrieron que un metabolito fúngico secretado, el FF-C1, producido por diversos hongos, inhibía una enzima intestinal relacionada con trastornos metabólicos, conocida como CerS6. Esto revirtió eficazmente la progresión de la MASH en ratones.