Descubren las consecuencias para el feto de trabajar en condiciones de calor extremo

Archivo - Una mujer recogiendo verduras
Archivo - Una mujer recogiendo verduras - PNUD - Archivo
Publicado: viernes, 9 diciembre 2022 16:54

MADRID, 9 Dic. (EUROPA PRESS) -

Los fetos de las mujeres que trabajan en el campo en condiciones de calor extremo pueden mostrar signos de tensión antes de que sus madres se vean afectadas, según demuestra una nueva investigación de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres (Reino Unido).

El estudio, en el que participaron 92 agricultoras embarazadas de Gambia, es el primero que mide los efectos del estrés térmico en los fetos de las trabajadoras del campo.

Los resultados, publicados en la revista científica 'The Lancet Planetary Health', indican que por cada grado centígrado de aumento en la exposición al estrés térmico se producía un incremento del 17 por ciento en la tensión fetal, indicada por el aumento de la frecuencia cardiaca fetal y la ralentización del flujo sanguíneo a través del cordón umbilical.

En general, el equipo dirigido por investigadores de la Unidad de Gambia del Consejo de Investigación Médica y la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres descubrió que incluso un aumento modesto de la temperatura corporal por realizar tareas manuales en condiciones de calor extremo producía indicios de tensión fisiológica tanto en la madre como en el feto.

En palabras de la doctora Ana Bonell, autora principal y becaria de doctorado clínico en salud global del Wellcome Trust, "el cambio climático ha provocado temperaturas cada vez más extremas en todo el mundo y el África subsahariana es especialmente vulnerable a sus efectos".

"Nuestro estudio ha revelado que las agricultoras de subsistencia embarazadas de Gambia suelen experimentar niveles de calor extremo por encima de los límites recomendados para trabajar al aire libre, y que esto puede tener efectos significativos en su salud y en la de sus bebés. Los resultados sugieren que tenemos que encontrar intervenciones eficaces para proteger a estas mujeres y reducir los resultados adversos del parto", comenta.

El autor del estudio, Jainaba Badjie, afirma que, a pesar de las crecientes pruebas científicas que relacionan la exposición materna al calor con resultados adversos en el parto, como el nacimiento prematuro, el bajo peso al nacer y la muerte fetal, hasta ahora se han investigado poco los mecanismos fisiológicos responsables de estos resultados. "Necesitamos entender urgentemente estos mecanismos para poder encontrar mejores formas de apoyar a las madres y los bebés en estas condiciones", añade.

Para el estudio, se animó a los participantes de Kiang Occidental (Gambia) a realizar sus tareas cotidianas habituales durante las visitas sobre el terreno y se les colocó un dispositivo portátil para registrar la frecuencia cardiaca materna, la temperatura de la piel y el gasto energético estimado.

Se utilizaron dispositivos portátiles de ultrasonido para registrar la frecuencia cardiaca fetal y el flujo sanguíneo de la arteria umbilical al inicio de cada visita (utilizada como referencia), en un punto intermedio durante el turno de un trabajador y, a continuación, al final del turno.

También se recogieron los síntomas maternos de enfermedad por calor. Las náuseas, los vómitos, el dolor de cabeza, los mareos, la debilidad, el dolor muscular, la fatiga y la sequedad de boca fueron frecuentes entre las participantes, y más de la mitad de las mujeres declararon haber experimentado al menos un síntoma durante las visitas sobre el terreno.

El análisis de los datos mostró fuertes vínculos entre la exposición al estrés térmico y la sobrecarga térmica materna, que también se asoció a la sobrecarga fetal. El estrés térmico materno también estaba fuertemente vinculado a la tensión fetal incluso cuando se controlaba el estrés térmico materno, lo que indica que hay que tener en cuenta otros factores biológicos.

Los investigadores sugieren que un factor fisiológico importante a tener en cuenta en futuros trabajos es el desvío de sangre de la placenta a la piel, que parece producirse a temperaturas centrales más bajas que las señaladas por estudios anteriores. Los resultados también ponen de relieve la necesidad de seguir trabajando para identificar y evaluar intervenciones que ayuden a las trabajadoras agrícolas embarazadas del África subsahariana a adaptarse al trabajo en condiciones de calor extremo.