MADRID 18 Jun. (EUROPA PRESS) -
Científicos del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), en colaboración con el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos, han descrito las causas que explican por qué los tumores de mama u ovario con mutaciones en los genes BRCA1 o BRCA2 dejan de responder a algunas quimioterapias.
Se estima que entre un 5 y 10 por ciento de estos dos tipos de cáncer están relacionadas con mutaciones heredadas en genes como el BRCA1 o BRCA2. En esos casos, hay una nueva línea de tratamiento aún en fase clínica, los inhibidores de PARP, que han mostrado resultados esperanzadores, lo que les convierte en una nueva vía de tratamiento personalizado y alternativo a la terapia estándar.
No obstante, los últimos estudios indican que una fracción de las pacientes generan resistencias al fármaco y, por consiguiente, dejan de responder al nuevo tratamiento.
En el trabajo que publica ahora la revista 'Cell', los investigadores han visto que el problema surge cuando los tumores, además de tener mutaciones en BRCA1 o BRCA2, presentan también mutaciones secundarias en otras proteínas, como 53BP1 o PTIP, cuya función es la de limitar la reparación del ADN.
En estos casos, las mutaciones se compensan entre si, las células tumorales recuperan la capacidad de reparar su ADN y el fármaco deja de ser efectiva.
De este modo, ha explicado el jefe del Grupo de Inestabilidad Genómica del CNIO, Óscar Fernández-Capetillo, éste es "uno de los primeros trabajos en los que se demuestra que mutaciones secundarias pueden volver insensibles a los tumores frente a tratamientos específicos como son, en este caso, los inhibidores de PARP".
Cuando los investigadores compararon los tratamientos entre si, observaron que el tratamiento estándar con cisplatino era más eficiente que la terapia personalizada en aquellos tumores con mutaciones en BRCA1 o BRCA2, y que también presentaban mutaciones en 53BP1 o PTIP.
"Estos datos indican que solo las pacientes con mutaciones en BRCA1 o BRCA2, pero no en los genes secundarios que hemos descrito, serían candidatas a una terapia personalizada efectiva con los inhibidores de PARP", explica Fernández-Capetillo.
Por ello, los resultados sugieren que "habría que evaluar los genes 53BP1 y PTIP en las pacientes con cáncer de mama u ovario familiar con deficiencias en los genes BRCA antes de decidir su tratamiento".
En este contexto, los investigadores pretenden alertar a los profesionales de la medicina personalizada respecto a que, además de la búsqueda de marcadores de sensibilidad a nuevos fármacos, el reto engloba también la búsqueda de marcadores secundarios que confieren resistencias. Y el objetivo último será lograr una mejora sustancial en los tratamientos.