MADRID, 16 Dic. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de la Universidad de Michigan (Estados Unidos) han descubierto una proteína producida por el sistema inmunitario, suPAR, causante de la aterosclerosis, el endurecimiento de las arterias que afecta a más de mil millones de personas en todo el mundo.
En su trabajo, publicado en la revista científica 'Journal of Clinical Investigation', afirman que se trata de la primera diana inmunitaria para tratar las enfermedades cardiovasculares, que afectan a más de mil millones de personas en todo el mundo. Los investigadores creen que el tratamiento podría desarrollarse en un plazo de cinco años.
Durante mucho tiempo, los médicos han tratado las enfermedades cardiovasculares centrándose en el control de la diabetes y la presión arterial, y reduciendo el colesterol con medicamentos como la aspirina y las estatinas.
A pesar de estas medidas, las cardiopatías siguen siendo la primera causa de muerte, y muchos pacientes sufren infartos incluso después de controlar sus factores de riesgo. Pero este estudio ha descubierto una proteína producida por el sistema inmunitario causante de la aterosclerosis que ofrece la promesa de nuevos tratamientos.
"Atacar el componente inmunitario central en el desarrollo de la aterosclerosis es el Santo Grial para el tratamiento de las cardiopatías. Es la primera vez que se identifica un componente del sistema inmunitario que reúne todos los requisitos para ser una prometedora diana de tratamiento de la aterosclerosis", ha comentado Salim Hayek, autor principal del estudio.
Esta proteína, denominada receptor soluble del activador del plasminógeno de la uroquinasa, o suPAR, es producida por la médula ósea. Actúa como regulador, esencialmente como termostato de la actividad del sistema inmunitario, o inmunostato.
Estudios anteriores han demostrado que el suPAR es un marcador de enfermedades cardiovasculares. Pero este estudio es la primera prueba de que la proteína provoca aterosclerosis en niveles elevados.
TRES CONCLUSIONES
En primer lugar, el equipo de investigadores analizó el Estudio Multiétnico de la Aterosclerosis, compuesto por más de 5.000 personas sin enfermedades cardiovasculares conocidas, y descubrió que quienes tenían niveles más elevados de suPAR eran mucho más propensos a desarrollar aterosclerosis y sufrir eventos cardiovasculares, independientemente de sus factores de riesgo subyacentes.
A continuación, los investigadores realizaron un estudio genético de 24.000 personas para averiguar si determinadas variaciones genéticas afectaban a los niveles de suPAR en sangre. Descubrieron una variante específica en el gen PLAUR que codifica para suPAR, y las personas con esa variante genética tendían a tener niveles más altos de suPAR.
Y lo que es más importante, esa variante genética se relacionó con la aterosclerosis en un análisis de aleatorización mendeliana de 500.000 participantes en el Biobanco del Reino Unido, que se reprodujo en otros dos grandes conjuntos de datos.
"También descubrimos que los participantes que carecen de una copia del gen PLAUR tienen menor riesgo de enfermedad cardiaca. En conjunto, los datos genéticos son realmente convincentes para que la suPAR alta sea una causa de aterosclerosis", ha añadido otro de los autores, George Hindy.
Por último, en los modelos de ratón con niveles elevados de suPAR, los investigadores observaron un aumento espectacular de las placas ateroscleróticas de las aortas de ratón en comparación con los ratones con niveles normales de suPAR.
"Incluso antes de desarrollar aterosclerosis, las aortas de los ratones con niveles elevados de suPAR contenían más glóbulos blancos inflamatorios, y las células inmunitarias que circulaban por la sangre se encontraban en un estado activado, o 'modo de ataque'. Los niveles elevados de suPAR parecen activar las células inmunitarias y prepararlas para reaccionar de forma exagerada ante el entorno de colesterol elevado, haciendo que estas células penetren en la pared de los vasos sanguíneos y aceleren el desarrollo de la aterosclerosis", ha remachado Daniel Tyrrell, coautor del estudio.
Lo singular de este estudio, según Hayek, es que saca a la luz datos clínicos, genéticos y experimentales de gran calidad, todos los cuales apuntan a suPAR como causa de la enfermedad aterosclerótica.
"Ahora estamos estudiando la posibilidad de desarrollar tratamientos para reducir los niveles de suPAR de forma segura como estrategia para prevenir y tratar las cardiopatías, sobre todo teniendo en cuenta que las terapias tradicionales contra la aterosclerosis no tienen ningún efecto sobre la suPAR", ha destacado el investigador.
LA SUPAR VINCULA LAS ENFERMEDADES RENALES Y CARDIOVASCULARES
El estudio coincide con los hallazgos de que la suPAR es un factor patogénico de la enfermedad renal, que afecta a uno de cada siete estadounidenses. A menudo, ambas afecciones van unidas: dos tercios de los enfermos renales padecen enfermedades cardiovasculares, y más del 40 por ciento de los pacientes con enfermedades cardiovasculares presentan signos de enfermedad renal.
"Este trabajo sitúa a la suPAR como el vínculo entre la enfermedad renal y la cardiovascular; un factor común causante de ambas a través de esta activación inapropiada y persistente del sistema inmunitario. Así lo señala el análisis genético de aleatorización mendeliana realizado por los investigadores, que demuestra que una suPAR elevada también está relacionada con la enfermedad renal", ha explicado otro de los investigadores, Jochen Reiser.
Para ambas afecciones, suPAR se conoce desde hace tiempo como un biomarcador de malos resultados y progresión de la enfermedad. En un estudio de 2020, el equipo de Hayek descubrió que suPAR puede empeorar la lesión renal aguda y que su bloqueo la previene. Un estudio reciente dirigido por Hayek descubrió que los niveles de la proteína son elevados en pacientes con insuficiencia cardiaca y predicen la muerte de los pacientes.
La investigación sobre el papel de suPAR en la salud y la enfermedad ha avanzado rápidamente en los últimos 10 años. Hayek afirma que suPAR tiene un gran potencial como diana terapéutica para las enfermedades cardiovasculares y renales. Su laboratorio ya ha empezado a diseñar terapias antisuPAR y a planificar ensayos clínicos.
"Espero que podamos ofrecer estos tratamientos a nuestros pacientes en los próximos tres a cinco años. Esto cambiará las reglas del juego en el tratamiento de las enfermedades ateroscleróticas y renales", ha concluido.