MADRID, 19 Abr. (EUROPA PRESS) -
Científicos del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) han demostrado cómo las células del hígado o hepatocitos intervienen en el desarrollo de tumores reclutando e instruyendo a las células madre o progenitoras de dicho órgano para contribuir a la progresión de las lesiones.
"Las células que originan el cáncer de hígado, así como el origen de su heterogeneidad, no está claro aún y podría depender del contexto", escriben los autores en la revista 'Cell Reports', aportando varios matices al origen del cáncer de hígado.
En concreto, han visto que las células progenitoras se expanden durante el desarrollo de los tumores y, en un momento dado, se transforman debido a la interacción con los hepatocitos oncogénicos, que "las reclutan para participar en este proceso", según el jefe del Grupo de Factores de Crecimiento, Nutrientes y Cáncer del CNIO, Nabil Djouder, principal autor de la investigación.
Gracias a un modelo animal creado por Djouder y su equipo, que reproduce con bastante precisión el proceso de formación de tumores en el hígado humano, y a diversos experimentos genéticos, los autores han tratado de definir la histopatología de los diferentes tumores que se desarrollan en este órgano, tanto benignos (nódulos regenerativos, adenomas) como malignos (hepatocarcinoma o HCC).
"Los hepatocitos oncogénicos dan lugar a carcinoma hepatocelular pero, en este modelo que simula la hepatocarcinogénesis humana, las células progenitoras también participan. Lo hacen originando principalmente tumores benignos pero, a veces, carcinomas agresivos", señala Djouder.
Esto muestra cómo las células progenitoras se convierten en oncogénicas a pesar de que en los primeros compases del desarrollo de un tumor no se hayan transformado.
INSTRUYENDO A CÉLULAS PROGENITORAS VECINAS
Los hepatocitos malignos interactúan e instruyen a las células progenitoras vecinas para activarlas y mantenerlas en un estado indiferenciado mientras proliferan y se expanden, lo que las convierte en oncogénicas y contribuye a la progresión de las lesiones.
Esta activación ocurre, tal y como muestra este trabajo, cuando los hepatocitos secretan dos moléculas (alfa-ketoglutarato y galectina-3) que transforman a las células progenitoras.
"Bloqueando la galectina-3 fuimos capaces de inhibir la interacción entre estas células y observamos una reducción en la formación de tumores", un hallazgo que podría tener implicaciones terapéuticas, ha explicado Djouder.