Investigadores de la Universidad Pablo de Olavide (UPO) reciben una concesión de una patente europea para un indicador visual del tiempo de exposición en mascarillas de protección facial. - UNIVERSIDAD PABLO DE OLAVIDE
SEVILLA 23 Dic. (EUROPA PRESS) -
La Universidad Pablo de Olavide (UPO) ha recibido la concesión de una patente europea para un "sistema innovador" de indicación visual del tiempo de exposición en mascarillas de protección facial. La invención ha sido desarrollada por el grupo de investigación Omegas, liderado por el profesor del Centro de Nanociencia y Tecnologías Sostenibles (Cnats) de la UPO José María Pedrosa, junto a los investigadores Javier Roales y David Rodríguez, en colaboración con el empresario sevillano José Antonio Rodríguez, quien ya ha iniciado los primeros pasos para su comercialización.
Tal y como ha indicado la institución académica en una nota, el uso prolongado de mascarillas más allá del tiempo recomendado por los fabricantes, generalizado durante la pandemia de la Covid-19, en otros entornos con elevada contaminación ambiental e incluso en la actual epidemia de gripe, supone "una pérdida progresiva de eficacia filtrante y un aumento de los riesgos para la salud". Sin embargo, hasta ahora estas mascarillas no disponen de un sistema sencillo que indique "de forma clara cuándo ha dejado de ser realmente efectiva".
En contexto, la tecnología patentada propone una solución práctica a través de un pequeño indicador adherido a la superficie externa de la mascarilla, que contiene "un sistema químico diseñado para cambiar de color de forma irreversible tras un tiempo de uso prefijado". Asimismo, la UPO ha asegurado que el dispositivo pasa de un estado ligeramente amarillento a un tono oscuro visible, "alertando de que la mascarilla debe ser sustituida". Además, la formulación del indicador puede adaptarse a distintos tiempos de uso según el tipo de mascarilla o las condiciones de trabajo.
De esta forma, el indicador se sitúa en una zona próxima a la piel, aprovechando la temperatura corporal y el flujo de aire generado durante la respiración, lo que permite "un funcionamiento más reproducible y menos dependiente de factores externos". También, su diseño facilita la integración en distintos modelos comerciales --como mascarillas quirúrgicas, FFP2 o N95-- sin alterar su estructura ni sus prestaciones filtrantes, "facilitando su integración industrial".
Según ha señalado Pedrosa, el objetivo de esta patente es "ofrecer una herramienta muy simple y de bajo coste que ayude a usar las mascarillas de forma más segura y responsable", al tiempo que ha advertido que "no basta con llevar mascarilla, es fundamental saber si sigue cumpliendo su función protectora durante todo el tiempo de uso".
Por otra parte, la explotación comercial de esta tecnología corresponderá al empresario José Antonio Rodríguez, coinventor de la patente, que trabaja actualmente en el desarrollo de los primeros prototipos y en la búsqueda de alianzas con empresas del sector sanitario y de equipos de protección individual. Con todo, esta colaboración entre la UPO y el tejido empresarial andaluz refuerza el papel de la universidad "como generadora de conocimiento transferible y con impacto directo en la sociedad".
Con esta nueva patente, la UPO consolida su posicionamiento en el ámbito de los materiales avanzados y los sensores químicos aplicados a la salud y la seguridad, valorando "la capacidad de sus grupos de investigación para transformar resultados científicos en soluciones tecnológicas con proyección de mercado".