MADRID, 6 Jul. (EUROPA PRESS) -
Un estudio sobre 273 pacientes ha descubierto que los circuitos cerebrales asociados con la depresión eran diferentes entre las personas con lesión cerebral traumática (LCT) que aquellas que no la han padecido, lo que sugiere que la depresión tras una LCT puede no ser la misma enfermedad que la relacionada con otras causas, según publican en la revista 'Science Translational Medicine'.
El nuevo estudio, dirigido por el doctor Shan Siddiqi, del Brigham and Women's Hospital, miembro fundador del sistema sanitario Mass General Brigham, en Estados Unidos, revela que si la depresión tras una lesión cerebral traumática es un trastorno clínicamente distinto del trastorno depresivo mayor tradicional, tendrían implicaciones para el tratamiento de los pacientes.
"Nuestros hallazgos ayudan a explicar cómo el trauma físico de circuitos cerebrales específicos puede conducir al desarrollo de la depresión. Si estamos en lo cierto, significa que debemos tratar la depresión después de LCT como una enfermedad distinta", destaca el autor correspondiente Shan Siddiqi, del Departamento de Psiquiatría de Brigham y el Centro de Terapéutica del Circuito Cerebral.
"Muchos clínicos han sospechado que se trata de un trastorno clínicamente distinto con un patrón único de síntomas y una respuesta única al tratamiento, incluida la mala respuesta a los antidepresivos convencionales, pero hasta ahora no teníamos pruebas fisiológicas claras que lo demostraran", añade.
Siddiqi colaboró en el estudio con investigadores de la Universidad Washington de San Luis, la Facultad de Medicina de la Universidad Duke, la Universidad de Padua y la Universidad de Servicios Uniformados de Ciencias de la Salud. El trabajo comenzó como un proyecto paralelo hace siete años, cuando Siddiqi se sintió motivado por un paciente que compartía con el doctor David Brody, coautor del estudio y neurólogo de la Uniformed Services University.
Ambos iniciaron un pequeño ensayo clínico en el que se utilizaba la cartografía cerebral personalizada para dirigir la estimulación cerebral como tratamiento para pacientes con traumatismo craneoencefálico y depresión. En el proceso, observaron un patrón específico de anomalías en los mapas cerebrales de estos pacientes.
En el estudio actual participaron 273 adultos con LCT, generalmente por lesiones deportivas, militares o accidentes de tráfico. Las personas de este grupo se compararon con otros grupos que no tenían LCT ni depresión, personas con depresión sin LCT y personas con trastorno de estrés postraumático.
Los participantes se sometieron a una resonancia magnética de conectividad funcional en estado de reposo, un escáner cerebral que observa cómo se mueve el oxígeno en el cerebro. Estos escáneres proporcionaron información sobre la oxigenación en hasta 200.000 puntos del cerebro en unos 1.000 momentos distintos, lo que dio lugar a unos 200 millones de puntos de datos en cada persona.
A partir de esta información, se utilizó un algoritmo de aprendizaje automático para generar un mapa individualizado del cerebro de cada persona.
La ubicación del circuito cerebral implicado en la depresión era la misma entre las personas con LCT que entre las personas sin LCT, pero la naturaleza de las anomalías era diferente. La conectividad en este circuito estaba disminuida en la depresión sin LCT y aumentada en la depresión asociada a LCT. Esto implica que la depresión asociada a LCT puede ser un proceso de enfermedad diferente, lo que lleva a los autores del estudio a proponer un nuevo nombre: 'síndrome afectivo de LCT'.
"Siempre he sospechado que no es lo mismo que el trastorno depresivo mayor habitual u otros trastornos mentales que no están relacionados con la lesión cerebral traumática --indica Brody--. Todavía hay muchas cosas que no entendemos, pero estamos empezando a hacer progresos".
Una limitación del ensayo es que, con tantos datos, los investigadores no pudieron hacer evaluaciones detalladas de cada paciente más allá del mapeo cerebral. Como paso futuro, a los investigadores les gustaría evaluar el comportamiento de los participantes de forma más sofisticada y definir potencialmente distintos tipos de síndromes neuropsiquiátricos asociados a las LCT.
Siddiqi y Brody también están utilizando este enfoque para desarrollar tratamientos personalizados. En un principio, se propusieron diseñar un nuevo tratamiento en el que utilizarían esta tecnología de mapeo cerebral para tratar una región específica del cerebro en personas con LCT y depresión, mediante estimulación magnética transcraneal (EMT).
Inscribieron a 15 personas en el estudio piloto y el tratamiento tuvo éxito. Desde entonces, han recibido financiación para repetir el estudio en un ensayo militar multicéntrico.
"Esperamos que nuestro descubrimiento guíe un enfoque de medicina de precisión para tratar la depresión y la LCT leve, y quizá incluso intervenir en supervivientes de traumatismos neurovulnerables antes de la aparición de síntomas crónicos", afirma el doctor Rajendra Morey, catedrático de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de la Universidad de Duke y coautor del estudio.