MADRID, 23 Oct. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de la Universidad de Duke (Estados Unidos) han hallado que los glóbulos rojos contienen ácidos nucleicos, específicamente ARN, lo que puede servir para determinar si los deportistas se dopan mediante auto-transfusiones o transfusiones autólogas.
Tradicionalmente se ha creído que los glóbulos rojos carecían de ácidos nucleicos porque no tienen núcleo, que es donde normalmente se encontraría el ADN. Sin embargo, sí contienen una población abundante y diversa de ARN. Entre ella se encuentran algunas piezas cortas de ARN, llamadas microARN, que generalmente actúan para controlar la producción de proteínas en una célula.
Por otro lado, una transfusión de sangre autóloga es una extracción de sangre que se realizan los deportistas antes de las competiciones. Después, se clasifican únicamente los glóbulos rojos y se transfunde de nuevo al atleta. Consigue mejorar la capacidad de la sangre para transportar el oxígeno, el combustible esencial del rendimiento muscular.
Es una manera de dopaje habitual, pero aún no hay un test que la detecte. El mejor método de detección, el 'Pasaporte del Atleta', lo realiza la Agencia Mundial Antidopaje (WADA, por sus siglas en inglés). Compara una muestra de sangre extraída antes de la competición con otra extraída durante la competición para determinar si hay cambios significativos en la bioquímica de la misma.
"La dificultad está en que estos test no especifican la diferencia entre un glóbulo rojo nuevo y uno antiguo", ha indicado la investigadora del estudio, la doctora Jen-Tsan Chi. Los bancos de sangre estadounidenses consideran 42 días como límite para almacenar las muestras, porque los cambios bioquímicos que se producen pueden herir a los que las reciban.
La cantidad de ATP que proporciona energía y la hemoglobina que se une al oxígeno disminuyen, pero estos cambios no han sido lo suficientemente precisos para detectar transfusiones de sangre autólogas.
MUESTRAS DE ARN ANALIZADAS
Para realizar el estudio, los investigadores extrajeron tres unidades de sangre de voluntarios y retiraron los glóbulos blancos de aproximadamente el 80 por ciento del plasma. De esta manera, dejaron una muestra relativamente pura de glóbulos rojos, que es lo que necesita una transfusión autóloga de sangre.
Después, los científicos extrajeron y analizaron muestras de ARN tomadas de esas mismas células en ocho intervalos de tiempo, del día uno al día 42. Los cambios en el ARN vistos en la sangre almacenada se hicieron evidentes cuando se compararon las muestras posteriores con las muestras del primer día de extracción.
Dos tipos de microARN se incrementaron en número durante el almacenamiento de la sangre, y dos decrecieron. Una de los tipos que disminuyó, llamado miR-70, mostró los cambios más significativos.
Con pruebas adicionales, los investigadores aislaron la posible fuente de ese fragmento, que contiene 18 nucleótidos de ARN. Parece ser un subproducto de un ARN más grande que las enzimas cortan durante el tiempo que la sangre está almacenada.
Por otra parte, "el incremento del miR-720 es suficientemente significativo y consistente para ser usado como un biomarcador para detectar glóbulos rojos que hayan sido previamente almacenados", ha indicado Chi, que ha añadido que una investigación adicional se centrará en comprender por qué la enzima que produce miR-720 está activa en las células almacenadas y qué podría estar haciendo, ya que separa un ARN más grande.