MADRID, 20 Feb. (EUROPA PRESS) -
Se suele decir que la variedad es la sal de la vida, y ahora científicos dicen que la variedad en nuestro círculo social puede ayudarnos a vivir más tiempo. Investigadores de la Universidad de Texas (UT) en Austin, Estados Unidos, encontraron que los adultos mayores que pasan más tiempo interactuando con una amplia gama de personas tienen más probabilidades de ser físicamente activos y tienen un mayor bienestar emocional.
En un documento publicado este miércoles en 'Journals of Gerontology Series B: Psychological Sciences and Social Seciences', los investigadores encontraron que los participantes del estudio que interactuaban más con familiares y amigos cercanos, así como conocidos, amigos ocasionales, proveedores de servicios y extraños era más probable que tuvieran niveles más altos de actividad física, menos tiempo dedicado a estar sentado o acostado, mayor humor positivo y menos sentimientos negativos.
"Los adultos a menudo se vuelven menos activos físicamente y más sedentarios a medida que envejecen, y estos comportamientos representan un factor de riesgo para la enfermedad y la muerte", afirma Karen Fingerman, profesora de Desarrollo Humano y Ciencias Familiares en UT Austin y directora del nuevo Centro de Envejecimiento y Longevidad de la Universidad de Texas.
"Es difícil convencer a las personas para que vayan al gimnasio o se comprometan a hacer ejercicio regularmente. Pero pueden estar dispuestos a comunicarse con conocidos, asistir a un evento grupal organizado o hablar con el camarero que los atiende en su cafetería favorita. "La socialización en estos contextos también puede aumentar la actividad física y los diversos comportamientos de manera que beneficien a la salud sin que necesariamente les hagan sudar", agrega.
Los científicos preguntaron a los participantes del estudio sobre sus actividades y encuentros sociales cada tres horas durante aproximadamente una semana. Los participantes también llevaban dispositivos electrónicos para controlar su actividad física. Fingerman y el equipo observaron que durante los periodos de tres horas en que los participantes se relacionaban con una mayor variedad de interlocutores sociales, informaron que habían participado en una mayor variedad de actividades, como salir de la casa, caminar, hablar con otros o ir de compras. También se involucraron en una actividad física más objetivamente medida, y pasaron menos tiempo siendo sedentarios.
SER ACTIVO, CLAVE PARA LA SALUD FÍSICA Y EMOCIONAL
Estudios anteriores han demostrado que los lazos sociales cercanos, como la familia y los amigos cercanos, pueden ser beneficiosos para los adultos mayores al proporcionar un amortiguador contra el estrés y mejorar el bienestar emocional. Los investigadores no habían examinado la actividad física o los beneficios de vínculos sociales más periféricos.
Este trabajo mostró que los lazos con conocidos o los lazos periféricos pueden alentar a los adultos mayores a ser más activos físicamente, un factor clave que se ha demostrado que contribuye a la salud física y emocional, así como a la capacidad cognitiva. Se evaluó a más de 300 adultos mayores de 65 años que vivían en el área metropolitana de Austin y se controlaron factores como la edad, la raza, el género, el estado civil, la educación y el origen étnico.
"Los adultos mayores pueden ser más sedentarios con sus amigos cercanos y familiares: sentarse y mirar televisión o descansar en casa --detalla Fingerman--. Pero para relacionarse con conocidos, los adultos mayores deben salir la casa, o al menos levantarse de la silla para abrir la puerta".
"Las investigaciones anteriores sobre el envejecimiento se han centrado casi en su totalidad en los beneficios de la conexión social con lazos sociales cercanos, como un cónyuge o un hijo adulto", dice la coautora Debra Umberson, profesora de Sociología y directora del Centro de Investigación de Población de UT Austin.
"Esta nueva investigación se basa en datos verdaderamente novedosos que recogen la cantidad y la calidad del contacto con todos los tipos de personas con las que se encuentran los ancianos durante el día, y los resultados nos muestran que estos encuentros de rutina tienen importantes beneficios para los niveles de actividad y bienestar psicológico. Esta información nueva sugiere la importancia de las políticas y los programas que apoyan y promueven la participación social rutinaria e informal", concluye Umberson.