MADRID, 9 Dic. (EUROPA PRESS) -
Un nuevo estudio dirigido por investigadores de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Boston (BUSPH), en Estados Unidos, revela que los pensamientos suicidas también aumentaron sustancialmente durante la pandemia.
Publicado en la revista 'PLOS One', el estudio descubrió que la ideación suicida era casi cinco veces mayor al comienzo de la pandemia y afectaba de forma desproporcionada a las personas que vivían en hogares con bajos ingresos. Las personas que tenían dificultades para pagar el alquiler o que se sentían solas --dos problemas que se intensificaron durante la Covid debido al distanciamiento social para reducir la propagación de la Covid-19 y a la conmoción sin precedentes de la economía-- también informaron de un aumento sustancial de los pensamientos suicidas.
El estudio proporciona información valiosa sobre los efectos de la pandemia en la salud mental a corto y largo plazo. Dado que las personas siguen experimentando múltiples factores de estrés relacionados con la Covid, los investigadores subrayan la necesidad de políticas y programas que proporcionen apoyo económico y social, especialmente a las poblaciones vulnerables.
"Todo el mundo sufrió las consecuencias de la angustia mental provocada por la pandemia y la crisis de desempleo, y las personas con bajos ingresos y vivienda precaria fueron las más afectadas", afirma la doctora Julia Raifman, autora principal del estudio y profesora adjunta de Derecho, Política y Gestión Sanitarios en BUSPH. "Las políticas y programas que ayudan a las personas a permanecer en sus hogares y evitar dificultades económicas pueden marcar una gran diferencia en la mejora de la salud mental. También es clave garantizar la existencia de servicios y ayudas de salud mental para niños y adultos con bajos ingresos", abunda.
Para el estudio, Raifman y sus colegas examinaron datos de encuestas representativas a nivel nacional sobre demografía, suicidalidad y diversos factores de estrés relacionados con la pandemia, como la enfermedad y el duelo, los ingresos, la pérdida del empleo, las dificultades económicas, la soledad y otros. Los datos incluyeron las respuestas de más de 1.400 participantes en la encuesta Covid-19 Life Stressors Impact on Mental Health and Well-Being (CLIMB) del 31 de marzo de 2020 al 13 de abril de 2020, y más de 5000 participantes en la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición 2017-2018 (NHANES).
La prevalencia de pensamientos suicidas aumentó del 3,4 por ciento en 2017-2018 antes de la pandemia, al 16,3 por ciento después del inicio de la pandemia. El repunte fue mayor entre los participantes que ganaban menos de 20.000 dólares al año, los participantes hispanos y los participantes de 18 a 29 años. La ideación suicida también afectó al 31 por ciento de las personas que tenían problemas para pagar el alquiler, y al 25 por ciento de las personas que luchaban contra la soledad.
"Fue sorprendente que alrededor de una cuarta parte de las personas de bajos ingresos, las personas hispanas y las personas de 18 a 29 años informaron ideación suicida en 2020", dice la coautora del estudio, Catherine Ettman. "Estos hallazgos añaden pruebas al creciente cuerpo de trabajo que muestra las disparidades de salud mental experimentadas durante la pandemia a través de grupos de activos y demográficos. Los inicios de la pandemia afectaron especialmente a la salud mental de los jóvenes, las personas con escasos recursos y los grupos tradicionalmente marginados por la sociedad", añade.
La pérdida del empleo no se asoció con la ideación suicida en la encuesta CLIMB, pero investigaciones posteriores podrían proporcionar información sobre los efectos potenciales del desempleo prolongado relacionado con la Covid, y si los riesgos de suicidalidad difieren en función de la riqueza. En trabajos anteriores, los investigadores hallaron vínculos entre el patrimonio y la salud mental, sugiriendo que las personas con mayores ingresos y ahorros tienen menos probabilidades de sufrir depresión, un factor de riesgo de suicidalidad.
"Ahora estamos empezando a ver las consecuencias a largo plazo de la pandemia de Covid-19", afirma Salma Abdalla, coautora del estudio e investigadora en BUSPH. "Los efectos de la pandemia se dejarán sentir durante mucho tiempo, sobre todo en los jóvenes, que tendrán que afrontar las consecuencias sanitarias y mentales de este momento a lo largo de toda su vida", expresa.
Según los investigadores, las políticas dirigidas a las poblaciones que sufren dificultades económicas y aislamiento social podrían ser una herramienta valiosa para la prevención del suicidio, así como las políticas que refuerzan las restricciones a las armas de fuego, el principal medio de muerte por suicidio.
"Espero que podamos ver más investigaciones sobre cómo las políticas y programas que maximizan conjuntamente la salud y el bienestar económico", dice Raifman. "Después del periodo en que realizamos este estudio, el Congreso puso en marcha cheques de estímulo, la ampliación del crédito fiscal por hijos y la expansión del seguro de desempleo que condujeron a reducciones récord de la pobreza, beneficiando la salud y reduciendo las dificultades económicas de millones de estadounidenses. Esto nos muestra lo mejor de lo que es posible con políticas, y espero que veamos más inversiones federales y estatales duraderas en políticas similares", finaliza.